Esta medida le permitiría legalmente "atacar y matar a narcos" sin que se consideren asesinatos, detenerlos indefinidamente sin juicio y procesarlos en tribunales militares.

La justificación se extiende a recientes ataques letales contra embarcaciones en el Caribe, una de las cuales, según la Casa Blanca, estaba tripulada por miembros del Tren de Aragua de Venezuela. Expertos en derecho de guerra, como Brian Finucane del International Crisis Group, han calificado la medida como un "abuso" que traspasa una importante frontera jurídica. Finucane afirmó: "Trump se está adueñando de una licencia para matar, basándose sólo en su propia opinión". La decisión ha generado una fuerte reacción en el Congreso, donde el senador demócrata Jack Reed acusó a Trump de librar "guerras secretas contra cualquiera a quien él considere un enemigo" sin ofrecer una "justificación jurídica creíble". Esta nueva política de "balazos (no abrazos)" representa una escalada significativa que podría tener profundas implicaciones para la soberanía de México y otros países de la región.