La reforma también crea un Consejo Aduanero para autorizar o rechazar patentes y amplía las facultades de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) para fiscalizar y vigilar operaciones. La oposición, conformada por PAN, PRI y MC, criticó duramente la reforma. El diputado panista Federico Döring la calificó como una “faramalla propagandística”, argumentando que el 99% de la corrupción y el “huachicol fiscal” no recae en los agentes aduanales, sino en funcionarios y personal de la Marina. Sostienen que la reforma impone una carga desproporcionada sobre los agentes y podría ralentizar el comercio exterior, sin atacar la corrupción dentro del gobierno. Por su parte, Morena y sus aliados defendieron la reforma como una medida necesaria para poner orden y acabar con “el añejo problema de corrupción” en las aduanas.