Este cambio, sumado a los recortes presupuestarios en instituciones clave como el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, genera una “profunda preocupación” sobre la capacidad de México para cumplir con los estándares del T-MEC. El senador panista Ricardo Anaya se hizo eco de estas advertencias, afirmando que “el costo lo van a pagar los trabajadores y las empresas mexicanas” y que “la voracidad autoritaria de Morena le está saliendo carísima a México”. Por su parte, el senador de Morena Waldo Fernández, presidente de la Comisión de Seguimiento al T-MEC, desestimó estas preocupaciones, calificándolas de “presiones naturales” en el contexto de la próxima revisión del tratado y aseguró que no hay fundamento para el temor, ya que el Poder Judicial es independiente de los temas laborales que se dirimen en el Ejecutivo. Sin embargo, la inquietud persiste, especialmente tras las declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump sobre la posibilidad de reemplazar el T-MEC con acuerdos bilaterales.