Anunció que su gobierno presentará pruebas de “las corruptelas del Fonden”, acusando que durante gobiernos “neoliberales” se utilizaba con fines políticos, incluso inventando declaratorias de emergencia durante periodos electorales. La controversia adquiere una nueva dimensión al revelarse que José María Tapia, quien fue director del Fonden durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (2013-2016) y cuya gestión es criticada por la actual administración, es hoy un “prominente morenista” que incluso fue candidato de Morena en Querétaro. Esta situación genera una contradicción dentro del discurso oficialista, que ataca la corrupción del pasado mientras integra en sus filas a figuras clave de esas mismas administraciones. Además, se señala que Tapia posee propiedades millonarias en Houston y Miami, así como residencias de lujo en Querétaro, un estilo de vida que, según los artículos, contradice el “decálogo morenista” de austeridad. La presidenta Sheinbaum, al criticar la administración de Tapia sin mencionar su actual afiliación política, ha sido señalada por desconocer o ignorar que uno de los responsables de la “corrupción neoliberal” que denuncia ahora forma parte de su propio partido. Este episodio resalta un cambio en la dinámica de poder, donde figuras del antiguo régimen priista encuentran un nuevo espacio de influencia dentro de Morena, generando tensiones y cuestionamientos sobre la coherencia del discurso anticorrupción del partido gobernante.