En declaraciones a medios, López Obrador aseguró: “Eso lo tengo declarado, yo no escondo nada, lo demás es una cuestión mediática”.

Atribuyó los señalamientos a una campaña de desprestigio orquestada por “los poderosos” del país, a quienes acusa de no perdonar las políticas implementadas por su hermano.

Aunque inicialmente admitió que algunas compras coincidieron con el mandato presidencial, luego matizó que sus primeras adquisiciones datan de 2010.

La discrepancia entre su patrimonio declarado y sus ingresos conocidos ha levantado sospechas sobre un posible enriquecimiento inexplicable y ha puesto en duda el discurso de austeridad de su familia.