Esta ruptura ha provocado una guerra de declaraciones entre ambos partidos, evidenciando profundas fracturas y visiones encontradas.

El líder del PAN, Jorge Romero, enmarcó la decisión dentro de un “relanzamiento” del partido, afirmando que “el futuro de Acción Nacional no depende ni dependerá de ninguna alianza partidista.

Ni pasada, ni presente, ni futura”.

Esta nueva etapa busca abrir el partido a candidaturas ciudadanas y fortalecer su identidad.

En respuesta, el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, arremetió contra el PAN, calificando la decisión de “cobardía política” y un intento de “lavarse la cara”. Moreno argumenta que el PAN cedió ante la presión del gobierno de Morena, particularmente tras las menciones del “cártel inmobiliario”.

“Les pegan dos o tres zapetones, les mencionan el cártel inmobiliario y salen corriendo, asustados”, declaró.

El líder priista recordó que las principales candidaturas de la coalición en 2024 fueron propuestas por el PAN, por lo que considera desleal culpar al PRI de las derrotas.

A nivel estatal, las posturas varían.

En Chihuahua, dirigentes del PRI como Alejandro Domínguez se dicen “proaliancistas” pero preparados para competir solos, considerándose un “factor decisivo en la balanza electoral”. En contraste, el exgobernador José Reyes Baeza advirtió que sin la alianza será “muy cuesta arriba” obtener resultados para la oposición. Analistas sugieren que, si bien el PAN busca deslindarse de la imagen negativa del PRI, la fragmentación del voto opositor podría terminar beneficiando a Morena en los comicios de 2027.