Aunque reconoció que la seguridad no es un “tema resuelto” y que persisten crímenes graves, insistió en que los resultados son “medibles y significativos”.

Un momento clave fue la reacción de los partidos de oposición. Senadores del PAN, MC e incluso del Partido Verde, aliado de Morena, reconocieron un cambio respecto al enfoque pasivo de la administración anterior.

El panista Francisco Ramírez Acuña elogió al gobierno por estar “dejando atrás los ‘abrazos, no balazos’ y, además, que demuestre que sí se puede enfrentar a los delincuentes”.

No obstante, el senador del PRI, Miguel Riquelme, cuestionó las cifras oficiales, afirmando que “la realidad en las calles retrata otra imagen, muy distinta a la narrativa mediática oficial”. La actuación de García Harfuch, centrada en datos específicos y en la coordinación interinstitucional, fue bien recibida por la coalición gobernante y generó un tono menos confrontacional de lo habitual por parte de la oposición, posicionándolo como una figura central y eficaz en el gabinete de Sheinbaum.