Esta estrategia ha generado un intenso debate sobre si representa un cambio genuino o una simple modificación cosmética.

El dirigente nacional del PAN, Jorge Romero, ha sido enfático en que la renovación va más allá de un nuevo logotipo, describiéndola como "una nueva postura, siempre girando en torno a lo más valioso que tenemos en Acción Nacional, que es nuestra doctrina y nuestros valores". Esta nueva etapa, bajo el lema "Patria, Familia y Libertad", busca posicionar al partido como la principal fuerza para "defender a México" frente a lo que consideran agresiones del gobierno de la 4T. La decisión más drástica es la ruptura con el PRI, una alianza que, según críticos, desdibujó la identidad del PAN y lo hizo parte del sistema que históricamente criticó.

Sin embargo, el escepticismo rodea esta iniciativa.

Columnistas y analistas señalan que, a pesar del cambio de imagen, persisten "los mismos rostros, las mismas mañas" y que la credibilidad "no se mejora con Photoshop". La estrategia ha sido calificada como un "circo" o un intento de marketing político que incluye la rifa de un iPhone 17 para atraer a jóvenes, lo que evidencia una crisis de militancia. La reacción del PRI no se hizo esperar; su líder, Alejandro Moreno, calificó la postura panista como "lamentable y patético", y retó a sus exaliados: "No tengan miedo, no sean cobardes, hay que echarse para adelante".

Este quiebre reconfigura el mapa de la oposición, dejando al PAN en una ruta solitaria de cara a las elecciones de 2027, una apuesta arriesgada que pone a prueba su capacidad para reconectar con un electorado que, según diversas opiniones, lo percibe como un partido que prometió el cambio y entregó "más de lo mismo".