Esta carrera adelantada evidencia las tensiones internas y la lucha por el poder dentro del movimiento gobernante.

En mayo, la dirigencia de Morena estableció un acuerdo de 34 puntos que prohibía a sus militantes utilizar recursos públicos o privados para posicionar su imagen.

Sin embargo, legisladores y presidentes municipales han recurrido a diversas estrategias para ganar presencia.

Figuras como la senadora Andrea Chávez en Chihuahua entregan cafés con su nombre e imagen, mientras que Cecilia Guadiana en Coahuila utiliza autobuses con servicios de salud que llevan su nombre. Otros casos incluyen al diputado Alberto Hurtado, también en Coahuila, que vende tinacos a bajo costo con su nombre y el de la senadora Guadiana, y la senadora Verónica Díaz en Zacatecas, quien reparte pañoletas con su caricatura. La presidenta Claudia Sheinbaum ha hecho llamados a la humildad y a evitar la soberbia, advirtiendo que “si hay alguien que no se comporte, pues no soy mamá para andar llamando la atención.

¿Quién se los va a reclamar?

Pues la gente”. A pesar de esto, la promoción personalizada continúa.

Expertos en comunicación política señalan que, si bien estas acciones permiten a los políticos posicionarse, también pueden generar rechazo y dar la impresión de que no respetan las reglas. La legislación actual, según la consejera del INE Dania Ravel, presenta obstáculos para sancionar estos actos, ya que es complejo demostrar que constituyen actos anticipados de campaña si no hay un llamado explícito al voto, lo que permite a los aspirantes aprovechar este vacío legal para adelantar su carrera política.