Durante su conferencia matutina, Sheinbaum delineó un plan que se construirá “desde abajo”, mediante consultas con comunidades, autoridades locales, sectores productivos e iglesias. La mandataria enfatizó que su enfoque se distancia de estrategias de confrontación directa, afirmando que “la seguridad no se sostiene con guerras, sino con justicia, con desarrollo y con respeto a la vida”. El plan se estructura en tres ejes principales: 1) Seguridad y justicia, que incluye el fortalecimiento de la presencia de fuerzas federales, la creación de una fiscalía especializada en delitos de alto impacto y la instalación de una oficina de la Presidencia en Uruapan; 2) Desarrollo económico con justicia, enfocado en garantizar salarios dignos para jornaleros y fomentar la inversión en infraestructura rural; y 3) Educación y cultura para la paz, que contempla programas como “Escuelas de Cultura de Paz” y mesas de diálogo.

La presidenta instruyó a su gabinete a desplazarse a Michoacán para recabar propuestas y presentar acciones concretas a corto plazo.

Esta iniciativa es vista como un intento del gobierno federal de retomar el control y la legitimidad en un estado profundamente afectado por la disputa entre grupos criminales, buscando un cambio de paradigma que priorice la reconstrucción del tejido social sobre la respuesta puramente militar.