Consciente de ello, delineó cinco ejes para su gestión: colegialidad funcional, cercanía con la gente, decisiones que fortalezcan la gobernabilidad, administración ordenada y justicia con rostro humano.
Su mensaje principal fue de unidad: “Un Tribunal dividido, un Tribunal puesto en polarización, incluso mediática, no sirve a México. Pretendo, desde esta responsabilidad, ser el catalizador de soluciones y no un generador de conflicto”.
Este llamado a la cohesión es significativo, dado que la Sala Superior estuvo previamente dividida en dos bloques. En cuanto a la administración, Bátiz anunció un “reajuste del aparato administrativo” y una revisión de los ajustes presupuestales para fortalecer la “racionalidad del gasto”, aunque aclaró que esto se hará “sin comprometer la independencia de las instituciones”. El evento contó con la presencia de ministros de la Suprema Corte y consejeros del INE, pero destacó la ausencia presencial de su antecesora, Mónica Soto. El ministro presidente de la SCJN, Hugo Aguilar, respaldó la nueva etapa, destacando que las magistraturas ahora provienen del voto popular y no de acuerdos partidistas. La gestión de Bátiz, que durará hasta octubre de 2027, será clave para la calificación de las próximas elecciones y para restaurar la credibilidad del tribunal.












