Una propuesta de reforma a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, impulsada por Morena, ha encendido las alarmas en diversos sectores religiosos, que la consideran un intento de censura a la libertad de expresión y de culto. La iniciativa busca regular los contenidos religiosos difundidos a través de medios digitales bajo el argumento de "prevenir discursos de odio" y "garantizar la neutralidad de la red". La Diócesis de Saltillo emitió un comunicado expresando su preocupación, señalando que la ambigüedad en la definición de "discurso de odio" podría permitir "interpretaciones ideológicas que limiten las enseñanzas religiosas sobre temas como la vida, la familia o la fe".
Advierten sobre un posible control estatal del contenido, lo que podría derivar en autocensura por temor a sanciones.
Un artículo de opinión califica la discusión como teológica más que jurídica, cuestionando si el Estado tiene derecho a regular la conciencia religiosa. Sostiene que, aunque se presente como una medida técnica, "la vigilancia que hoy se llama 'neutralidad' puede mañana convertirse en censura moral". David Pech Tapia, del Consejo Ministerial de Campeche, fue más allá, calificando la iniciativa como "grave" y una forma de "censura", afirmando que al aprobarse, "ya no tendríamos la posibilidad de emitir ninguna idea, ningún comentario, ninguna declaración en redes sociales, porque sería un delito, básicamente". La propuesta obliga a los ministros de culto a registrarse e informar a la Agencia Digital y a la Secretaría de Gobernación sobre los contenidos difundidos, lo que es visto por sus críticos como un mecanismo de control gubernamental sin precedentes sobre la expresión religiosa en el ámbito digital.
En resumenLa iniciativa de Morena para regular los contenidos religiosos en plataformas digitales ha generado un fuerte rechazo de grupos religiosos, quienes la interpretan como una amenaza directa a la libertad de expresión y de culto. El debate se centra en el riesgo de que el Estado utilice conceptos ambiguos como "discurso de odio" para censurar enseñanzas morales y doctrinales, estableciendo un control sobre la esfera religiosa.