Sin embargo, el movimiento ya muestra signos de división ideológica, con dos marchas convocadas: una de perfil izquierdista realizada el 8 de noviembre y otra, programada para el 15 de noviembre, vinculada a figuras conservadoras, lo que ha desatado acusaciones de simulación y apropiación política.

La convocatoria, que se viralizó en redes sociales, utiliza como símbolo la bandera del anime 'One Piece', emulando protestas juveniles en otros países como Nepal. La marcha del 15 de noviembre se presenta como una protesta “apartidista y apolítica” contra la inseguridad, la violencia y la corrupción. Sin embargo, ha sido criticada por figuras del oficialismo, como el diputado Gerardo Fernández Noroña, quien la descalificó por no tener “fuerza ni apoyo popular” y ser un “invento mediático”. En contraste, la movilización del 8 de noviembre, aunque de menor tamaño, fue descrita como la “auténtica Generación Z” por sus participantes, quienes buscaron desmarcarse de la convocatoria del día 15, a la que acusan de ser manipulada por la derecha y partidos de oposición. La presidenta Claudia Sheinbaum ha ordenado una investigación sobre las cuentas que promueven las marchas, mientras que figuras de la oposición, como el PRI y el PAN, han mostrado simpatía por la convocatoria, lo que alimenta las sospechas de instrumentalización.

Este fenómeno refleja una nueva dinámica de influencia social, donde la juventud, a menudo calificada como apática, comienza a movilizarse, aunque su dirección y autonomía política aún están en disputa.