Los contingentes eran diversos, incluyendo a jóvenes, familias, médicos con batas blancas, agricultores y ciudadanos provenientes de Michoacán, Jalisco y Zacatecas.

Las consignas reflejaron un amplio espectro de descontento, con gritos como “¡Fuera Morena!”, “¡Fuera Claudia!”, “¡Queremos paz!” y “¡Carlos no murió, el Gobierno lo mató!”. Los símbolos de la protesta fueron igualmente variados, mezclando el sombrero de palma en honor a Carlos Manzo, banderas de México y la bandera pirata del anime ‘One Piece’, que se ha convertido en un emblema global de la Generación Z. Un joven de Iztapalapa de 20 años resumió el sentir de muchos: “Somos un chingo de gente y tenemos un chingo de enojo viviendo todos estos años. Desde el PRI, desde el PAN, desde Morena, muchísimos años, y no queremos que se siga repitiendo este ciclo de corrupción”.

A pesar de que el gobierno federal desestimó la convocatoria como artificial y promovida por “bots”, la asistencia en la capital fue calculada por las autoridades locales en 17,000 personas, mientras que en otras ciudades como Guadalajara superó las 20,000. La naturaleza de la protesta fue mayoritariamente pacífica en su recorrido, aunque culminó con enfrentamientos en el Zócalo, demostrando un hartazgo social que trasciende generaciones y afiliaciones políticas.