La aprobación de la presidenta Claudia Sheinbaum se mantiene como un pilar central en la estrategia de poder de su gobierno, con cifras que, según encuestas citadas en múltiples artículos, rondan el 72%. Estos números son utilizados por la administración y su partido para legitimar sus acciones, desestimar las críticas y proyectar una imagen de unidad y respaldo popular frente a la oposición. Diversos medios reportan los resultados de una encuesta de QM Estudios de Opinión en alianza con Heraldo Media Group, que indica que siete de cada diez personas aprueban el desempeño de la mandataria. El gobierno presenta esta alta popularidad como un reflejo del éxito de sus políticas, como la ayuda a damnificados por lluvias y la implementación de programas sociales.
Javier Murillo, Director General de Question Mark, señaló que Sheinbaum “ha logrado mantener su aprobación por encima del 70%”.
Esta narrativa contrasta directamente con la postura de la oposición y las recientes manifestaciones ciudadanas, como la marcha de la “Generación Z”. Ante estas protestas, la presidenta ha respondido con firmeza, minimizando su impacto y reafirmando su fortaleza.
“¿Creen que nos van a debilitar, que van a debilitar a la presidenta por lo que gritan?
¡No!
Más fuerte soy, más fuerte”, declaró.
Esta dinámica revela cómo el poder ejecutivo utiliza los sondeos de opinión como una herramienta política para contrarrestar el disenso, argumentando que las críticas provienen de una minoría y que “la mayoría del Pueblo y de los jóvenes de México está con la transformación”. La aprobación se convierte así en un escudo y una justificación para mantener el rumbo, a pesar de las crecientes tensiones sociales y políticas.
En resumenEl gobierno de Claudia Sheinbaum utiliza su alta aprobación, cercana al 72% según encuestas, como un instrumento clave para consolidar su poder, legitimar sus políticas y descalificar las protestas opositoras. Esta estrategia posiciona el respaldo popular como el principal argumento de su fortaleza política frente a un creciente descontento social.