Simultáneamente, el artista se consolidó como el más nominado en la 26ª edición de los Latin Grammy, obteniendo 12 menciones por su álbum "DeBÍ TiRAR MáS FOToS". Compite en las categorías más prestigiosas, incluyendo Álbum del Año y, por partida doble, en Grabación y Canción del Año con los temas "Baile Inolvidable" y "DTmF". Este doble dominio, tanto en la música en vivo como en los reconocimientos de la industria, confirma su estatus como un fenómeno que redefine constantemente las reglas del entretenimiento.
Bad Bunny domina la conversación digital con concierto en streaming y liderazgo en los Latin Grammy
El artista puertorriqueño Bad Bunny ha reafirmado su dominio en la escena musical global con una serie de anuncios que han acaparado las tendencias digitales. Desde la transmisión gratuita de su concierto final en Puerto Rico hasta su liderazgo en las nominaciones de los Latin Grammy 2025, el cantante demuestra su inigualable capacidad para generar fenómenos culturales y comerciales. Tras una histórica residencia de 30 noches en el Coliseo de Puerto Rico, que generó un impacto económico estimado en más de 700 millones de dólares, Bad Bunny anunció una fecha adicional titulada "No me quiero ir de aquí: Una Más". Este concierto, programado para el 20 de septiembre, no solo conmemora el octavo aniversario del huracán María, sino que también será transmitido en vivo y de forma gratuita para todo el mundo a través de Amazon Music, Prime Video y Twitch. Esta iniciativa forma parte de una alianza multianual con Amazon que busca impulsar proyectos educativos y de desarrollo económico en la isla.



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Sus padres realizaron una rica cena además de cantarle las mañanitas con su pastel

Origen de la luz, luz poderosa,Luz que ilumina el sol, las once esferas;Luz, ¿quién es luz, sino Tú, luz hermosa?Lope de Vega Hace unas semanas leía yo a Juan Villoro en su excelente columna del Reforma. Su artículo se titulaba La locura del diamante y me llamó mucho la atención una frase que utilizó en su texto: “...había ardido con su propia luz”. En un mundo que a menudo premia la imitación, la adaptación y la conformidad, la idea de “arder con tu propia luz” se erige como un acto de profunda rebeldía y autenticidad. No se trata de un simple eslogan de autoayuda, sino de una filosofía de vida que invita a encender la chispa interior que nos define, a alimentar nuestra singularidad y a iluminar el camino no con la antorcha prestada de otros, sino con el fuego que nace de nuestro propio ser. Este concepto, poético en su formulación, es pragmático en su exigencia: requiere introspección, valor para enfrentar la oscuridad propia y la fortaleza para brillar, incluso cuando ese brillo desafía la norma. La primera y más crucial batalla para arder con luz propia se libra en el interior. Vivimos en una era de ruido constante, donde las expectativas sociales, los mandatos familiares y el zumbido digital crean un eco ensordecedor que ahoga la voz interna. Antes de poder irradiar hacia fuera, debemos aprender a escucharnos dentro. Este proceso de introspección—de preguntarnos qué nos apasiona, qué valores nos definen y qué huella deseamos dejar— es el combustible necesario para encender nuestra llama. Figuras históricas como Virginia Woolf, con su prosa introspectiva y su desafío a las convenciones literarias y sociales, o Vincent van Gogh, cuyo pincel ardía con una visión única e incomprendida en su tiempo, no siguieron un manual de éxito. Ellos excavaron en su dolor, su genialidad y su percepción única del mundo para encontrar una luz tan potente que, con el tiempo, iluminó a generaciones enteras. Sin embargo, arder con luz propia implica, inevitablemente, aceptar el riesgo de ser visible. La luz atrae tanto a polillas como a críticos. Brillar auténticamente puede generar incomprensión, envidia o incluso rechazo. La presión social para apagarse, para atenuar el brillo y fundirse en la penumbra gris de lo común, es poderosa. Es aquí donde el acto de arder se convierte en un acto de valentía. Es la decisión consciente de preferir la autenticidad radiante al confort de la invisibilidad. La artista Frida Kahlo no sólo pintó su dolor físico y emocional, sino que lo transformó en arte crudo y vibrante. Ardió con la intensidad de sus experiencias, y aunque su luz surgió de la tormenta, se negó a que la apagaran, desafiando toda norma estética y social de su época. Su luz era áspera, personal e inconfundiblemente suya. Arder con tu propia luz trasciende el mero individualismo. No es un acto narcisista de brillar para cegar a los demás, sino de iluminar para guiar. Una luz auténtica tiene un poder catalizador; muestra a otros que es posible ser diferente, que hay valor en la singularidad. Funciona como un faro que, sin imponer una ruta, revela que existen otros caminos. En este sentido, la luz personal se convierte en un legado. Columnista: Antonio Peniche GarcíaImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0


