En contraparte, la suspensión provocó una ola de solidaridad en la industria del entretenimiento.

Presentadores como Jimmy Fallon, Stephen Colbert, Jon Stewart y David Letterman criticaron la medida, calificándola de “censura flagrante” y un “precedente peligroso”. Figuras como el expresidente Barack Obama y la cantante Olivia Rodrigo también se pronunciaron, denunciando un “abuso de poder”. El sindicato de guionistas (WGA) y otros gremios de Hollywood organizaron protestas frente a las oficinas de Disney, argumentando que la decisión corporativa cedió ante la intimidación política, poniendo en riesgo la independencia de los medios y el derecho a la sátira.