Una nueva costumbre se ha arraigado con fuerza en la celebración del Día de Muertos en México: la creación de altares dedicados a las mascotas fallecidas. Esta práctica, que ha ganado una notable popularidad en los últimos años impulsada por las redes sociales, refleja un cambio en la percepción de los animales de compañía como miembros integrales de la familia. Aunque la tradición formal se centra en el 1 y 2 de noviembre, se ha extendido la creencia de que las almas de las mascotas regresan el 27 de octubre. Esta fecha, aunque no forma parte del santoral católico, ha sido adoptada por miles de personas que preparan ofrendas especiales para sus perros, gatos y otros animales.
Los altares para mascotas suelen incluir los elementos tradicionales como flores de cempasúchil, veladoras, agua y sal, pero se personalizan con objetos significativos para el animal: sus croquetas o comida favorita, sus juguetes preferidos y una fotografía.
En la cosmovisión prehispánica, el perro, especialmente el xoloitzcuintle, jugaba un papel fundamental como guía de las almas en su viaje al Mictlán.
Esta nueva vertiente de la tradición no solo honra la memoria de los compañeros animales, sino que también reconecta con esas raíces ancestrales, adaptándolas a la sensibilidad contemporánea. El fenómeno ha crecido tanto que incluso marcas como Pokémon se han sumado, ofreciendo tutoriales para crear papel picado con la figura de Pikachu, demostrando cómo las tradiciones evolucionan y se fusionan con la cultura popular global.
En resumenLa creciente popularidad de las ofrendas para mascotas en el Día de Muertos, impulsada por las redes sociales, evidencia una evolución de la tradición que integra a los animales de compañía como parte fundamental de la familia, resignificando el duelo y la memoria en el contexto contemporáneo.