Los altares para mascotas suelen incluir los elementos tradicionales como flores de cempasúchil, veladoras, agua y sal, pero se personalizan con objetos significativos para el animal: sus croquetas o comida favorita, sus juguetes preferidos y una fotografía.

En la cosmovisión prehispánica, el perro, especialmente el xoloitzcuintle, jugaba un papel fundamental como guía de las almas en su viaje al Mictlán.

Esta nueva vertiente de la tradición no solo honra la memoria de los compañeros animales, sino que también reconecta con esas raíces ancestrales, adaptándolas a la sensibilidad contemporánea. El fenómeno ha crecido tanto que incluso marcas como Pokémon se han sumado, ofreciendo tutoriales para crear papel picado con la figura de Pikachu, demostrando cómo las tradiciones evolucionan y se fusionan con la cultura popular global.