La canción, una colaboración con la icónica artista islandesa Björk y el músico experimental Yves Tumor, es descrita como un “viaje operístico” que fusiona alemán, español e inglés. El videoclip, filmado en Varsovia, presenta una estética con referencias religiosas y simbólicas que ha sido elogiada por figuras como la propia Björk, quien celebró el concepto “feroz” de Rosalía. A la par de la aclamación, la nueva dirección artística ha generado debate.

Una tiktoker, Kenya Stéphanie, cuestionó si el arte de Rosalía se valora por su mérito intrínseco o por su estatus de celebridad, una reflexión que también se viralizó y añadió una capa de análisis crítico al fenómeno. Además, se anunció otra colaboración en el álbum con Yahritza y Su Esencia, lo que añade expectativa por la fusión de estilos.