Entre Abucheos y Maniobras Políticas: La Polémica Visita de Trump a la NFL

La reciente asistencia del presidente Donald Trump a un partido de la NFL desató una tormenta de abucheos y controversia, evidenciando la polarización política del país incluso en los estadios deportivos.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se convirtió en el primer mandatario en funciones en casi 50 años en asistir a un partido de temporada regular de la NFL, generando una recepción mayoritariamente hostil durante el encuentro entre los Washington Commanders y los Detroit Lions en el Northwest Stadium. La visita, enmarcada en el programa “Salute to Service” de la liga, estuvo marcada por abucheos generalizados en varios momentos: primero, durante un sobrevuelo a baja altura del Air Force One; después, cuando su imagen apareció en las pantallas gigantes del estadio; y finalmente, durante su participación en una ceremonia militar en el medio tiempo, donde los abucheos llegaron a opacar su voz. El evento, que se volvió viral en redes sociales, mostró la profunda división política del país. Trump, quien estuvo acompañado por el presidente del Congreso, Mike Johnson, y el propietario de los Commanders, Josh Harris, intentó contrarrestar la narrativa negativa.

A través de su red social, Truth Social, publicó un video del jugador de los Lions, Amon-Ra St. Brown, realizando un baile similar a los que el mandatario hace en sus mítines, calificándolo como el “baile de Trump”. Sin embargo, el jugador declaró que solo buscaba “divertirse un poco”. Otro momento que contrastó con los abucheos fue cuando Trump le regaló una “moneda de desafío” presidencial a un niño que lo saludaba.

La asistencia de Trump a eventos deportivos se ha vuelto habitual, recibiendo reacciones mixtas en lugares como el Super Bowl, el US Open y la final del Mundial de Clubes de la FIFA. Esta visita a la NFL coincidió con informes de ESPN que revelaron el interés del presidente en que el nuevo estadio de los Commanders, un proyecto de 3,700 millones de dólares que se inaugurará en 2030, lleve su nombre. Fuentes de la Casa Blanca confirmaron a dicho medio que “es lo que quiere el presidente, y probablemente sucederá”, añadiendo una capa de interés político a su controvertida aparición.