El ejército de Estados Unidos mata a ocho personas en ataques a barcos en el Pacífico oriental

El ejército estadounidense continúa con su polémica campaña militar contra presuntas embarcaciones de narcotráfico, con un reciente ataque en el Pacífico oriental que resultó en la muerte de ocho personas y elevó el número total de fallecidos a 95 desde septiembre.

El Comando Sur de Estados Unidos anunció que el ejército estadounidense atacó el lunes tres barcos en el Pacífico oriental, matando a ocho personas.

Las embarcaciones eran sospechosas de transportar drogas.

Según el ejército, los ataques se llevaron a cabo en aguas internacionales contra lo que consideran "organizaciones terroristas designadas". Este incidente elevó el número total de ataques a 25 y el de muertos a por lo menos 95 desde el inicio de la campaña militar en septiembre, convirtiéndose en uno de los días más letales de la operación. La campaña, iniciada por la administración Trump, ha desplegado fuerzas en la región que rodea a Venezuela, bajo el argumento de que las embarcaciones de la zona trafican drogas y criminales hacia Estados Unidos. El Comando Sur especificó que los barcos atacados el lunes navegaban por una ruta conocida de narcotráfico. A pesar del escrutinio por parte del Congreso, incluso de algunos republicanos, la administración no ha mostrado intenciones de detener los operativos. La estrategia ha generado indignación entre expertos legales y legisladores, quienes afirman que el asesinato de civiles desarmados viola las leyes de la guerra.

Organizaciones legales han interpuesto demandas para que se publique un memorando secreto del gobierno que justificaría legalmente los ataques. Por su parte, los demócratas han presionado para que se desclasifique un video del primer ataque en el Mar Caribe a principios de septiembre, el cual causó controversia después de que un segundo ataque matara a dos sobrevivientes, un acto calificado por algunos críticos como un crimen de guerra.

Estos nuevos ataques se producen pocos días después de la abrupta retirada del almirante Alvin Holsey, quien estaba al mando del Comando Sur. Aunque el motivo de su partida no se ha aclarado oficialmente, funcionarios estadounidenses y del Congreso, bajo condición de anonimato, afirmaron que el almirante Holsey había expresado su preocupación por los ataques al inicio de la misión.