
Salida de Christian Horner de Red Bull: Fin de una era



Christian Horner finalizó su relación laboral con la escudería Red Bull Racing el 22 de septiembre de 2025, concluyendo una trayectoria de casi 20 años como director del equipo, al que se unió en 2005. Bajo su liderazgo, el equipo alcanzó la cima de la Fórmula 1, logrando seis campeonatos mundiales de constructores y ocho de pilotos, repartidos equitativamente entre Sebastian Vettel y Max Verstappen.
Tras su salida, su puesto fue ocupado por el francés Laurent Makies.
La desvinculación no se debió a motivos deportivos, sino a situaciones personales que afectaron internamente a la escudería.
El origen del conflicto fue una acusación por “conducta inapropiada” presentada en febrero de 2024 por una exempleada del equipo. Este evento desencadenó una larga lucha de poder interna que culminó con el despido de Horner. El acuerdo de salida ha generado gran atención por las cifras involucradas, consideradas entre las más altas en la historia de la F1. Las versiones sobre el monto de la indemnización varían: algunas fuentes británicas la sitúan en 80 millones de libras esterlinas (aproximadamente 1,760 millones de pesos mexicanos), mientras que otros reportes la calculan en 52 millones de libras. También se especula con una cifra que oscila entre los 70 y 100 millones de euros. Aunque Horner se retira con una considerable suma, su futuro podría seguir ligado a la Fórmula 1.
Los términos de su liquidación le permitirían regresar al paddock en 2026.
Han surgido rumores sobre un posible fichaje por el equipo Alpine, en una posible alianza con figuras como Flavio Briatore y Bernie Ecclestone.
Esta situación deja abierta la incógnita sobre si su influyente carrera en el deporte motor ha llegado a su fin o si se prepara para un nuevo capítulo.
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó polémica al amenazar con retirar partidos del Mundial 2026 a ciudades gobernadas por demócratas, como Seattle y San Francisco, si las considera inseguras. Durante su mensaje desde el Despacho Oval, Trump dijo: "Si creemos que alguna ciudad puede ser siquiera un poco peligrosa para el Mundial (...) dado que se juega en tantas sedes, no lo permitiremos. Moveremos un poco las cosas. Pero espero que no sea necesario". Trump hizo especial énfasis en Seattle y San Francisco, señalando que están gobernadas por lo que llamó "lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que se hacen". Estas declaraciones generaron preocupación entre autoridades locales y aficionados, ya que ambas ciudades tienen estadios programados para recibir partidos del torneo. El Lumen Field de Seattle, hogar de los Seattle Seahawks de la NFL, albergará seis partidos del Mundial 2026. Por su parte, el Levi's Stadium, ubicado en Santa Clara y sede de los San Francisco 49ers, también será escenario de seis encuentros. Estos recintos son parte de las 11 sedes que Estados Unidos compartirá con México y Canadá en la organización del torneo. Trump también mencionó que medidas similares podrían aplicarse para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028, lo que amplió la polémica sobre la seguridad y la gestión de eventos deportivos de gran magnitud en ciudades gobernadas por demócratas. Aunque Estados Unidos coorganiza el Mundial 2026, Trump no tiene autoridad legal para cambiar la sede de ningún partido. Sin embargo, el mandatario mantiene una relación cercana con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quien sí tiene la capacidad de tomar decisiones sobre los lugares donde se jugarán los encuentros. Otras ciudades estadounidenses que recibirán partidos, como Los Ángeles, Nueva York, Atlanta, Houston, Boston o Philadelphia, también están gobernadas por demócratas, lo que podría generar más tensiones si el presidente decide intervenir o presionar para modificar sedes. El sorteo de la Copa del Mundo 2026 se realizará el próximo 5 de diciembre en Washington, con la asistencia prevista de Trump. La expectativa es conocer los grupos y enfrentar posibles disputas sobre la seguridad en las ciudades seleccionadas, un tema que ha ganado relevancia tras las declaraciones del mandatario. Analistas señalan que, más allá de la retórica política, cualquier cambio de sede sería complejo y requeriría de negociaciones internacionales, ya que el Mundial es un evento con reglas estrictas de organización y planificación a largo plazo.


