Clausuras por ecocidio y turismo sostenible: el contraste ambiental de Yucatán



La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró la ampliación de una nave avícola del Grupo Crío en Kinchil, por afectar 13.7 hectáreas de selva baja caducifolia y dañar parcialmente la zona arqueológica maya de Tzemé. La medida se tomó después de que inspectores confirmaran que la empresa carecía de los permisos de cambio de uso de suelo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). El Consejo Comunitario de Kinchil había denunciado previamente la contaminación del aire y el agua por los desechos de miles de pollos, así como afectaciones a los apicultores locales. Las denuncias ciudadanas contra la empresa datan de noviembre de 2021, y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ya había suspendido las obras en 2024 por la destrucción de vestigios mayas. En una acción similar, la Semarnat y la Profepa clausuraron un área a la entrada del puerto de Sisal debido a la destrucción de manglares y el relleno de humedales con maquinaria pesada. Testimonios ciudadanos señalan como presuntos responsables al comisario de la comunidad, Joaquín Galaz, y a otras dos personas. Los pobladores exigen una investigación exhaustiva y sanciones ejemplares, haciendo un llamado a la alcaldesa de Hunucmá y a las autoridades federales para que intervengan y detengan el ecocidio, recordando la importancia de los manglares para la prevención de inundaciones y la conservación de la biodiversidad. En contraste con estos daños ambientales, la comisaría de San Antonio Mulix, en Umán, ofrece un modelo de ecoturismo sostenible.
Los cenotes X’Batún y Dzombakal se han consolidado como un destino para el contacto con la naturaleza, ideal para nadar, practicar esnórquel y buceo.
La gestión del sitio está a cargo de cooperativas locales que ofrecen servicios como renta de bicicletas, equipo acuático, cabañas rústicas y un restaurante que funciona con energía solar, garantizando una experiencia que beneficia a la comunidad y preserva el entorno. El entorno natural de la península se encuentra bajo la influencia de la vaguada maya, que esta semana provocará lluvias dispersas y un ambiente bochornoso, con temperaturas máximas que podrían alcanzar entre 32 °C y 38 °C. Este clima subraya la riqueza y fragilidad del ecosistema yucateco, escenario de estos conflictos ambientales y esfuerzos de conservación.











