Nueva Delhi se asfixia: una crisis de contaminación paraliza la capital india y desata una emergencia sanitaria



La capital de la India, Nueva Delhi, enfrenta una severa crisis de contaminación atmosférica, cubierta por una mezcla de niebla y humo que ha llevado el Índice de Calidad del Aire (ICA) a niveles “severos”. Las mediciones oficiales superaron los 450 puntos, con picos de hasta 721, cifras que exceden en más de 20 veces los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta situación, descrita por expertos como una “cámara de gas”, es particularmente aguda durante el invierno, cuando la quema de residuos agrícolas se combina con las emisiones industriales y vehiculares, quedando atrapadas por las bajas temperaturas. Las consecuencias de la contaminación han sido drásticas para la vida diaria y la salud de los más de 30 millones de habitantes de la región. El esmog ha provocado la cancelación de más de 100 vuelos y el retraso de docenas más, además de afectar a más de 50 rutas de tren. El Tribunal Supremo ha recomendado la celebración de audiencias por videoconferencia.
En el ámbito sanitario, los hospitales han reportado un aumento de pacientes con dificultades respiratorias e irritación ocular. Entre 2022 y 2024, se registraron más de 200,000 casos de enfermedades respiratorias agudas en hospitales públicos, y un estudio de la revista Lancet vinculó la contaminación del aire con 1.5 millones de muertes anuales en la India. En respuesta, las autoridades activaron la fase más estricta del Plan de Respuesta Gradual contra la Contaminación, que incluye la prohibición de actividades de construcción, restricciones a vehículos contaminantes y el fomento del teletrabajo. También se han desplegado rociadores de agua y se intentó un experimento fallido de siembra de nubes para inducir lluvia.
Sin embargo, ambientalistas y ciudadanos critican la falta de soluciones a largo plazo, argumentando que la contaminación es un problema persistente durante todo el año y no solo una crisis estacional.
La frustración pública se ha manifestado en marchas que exigen acciones gubernamentales más contundentes.














