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La industria de la "tecnología de la fe" está experimentando un crecimiento exponencial, impulsado por aplicaciones religiosas que utilizan chatbots de inteligencia artificial para ofrecer orientación espiritual. Aplicaciones como Bible Chat, con más de 30 millones de descargas, y Hallow, que llegó a superar a Netflix y TikTok en la App Store, atraen a decenas de millones de usuarios e inversiones millonarias. Entrenados con textos sagrados, estos bots actúan como sacerdotes, imanes o rabinos disponibles las 24 horas del día, a quienes los usuarios confiesan sus preocupaciones más profundas y problemas de salud mental, laborales o económicos.
Los usuarios recurren a estas herramientas por su accesibilidad y la ausencia de juicio.
Personas como Delphine Collins, una maestra de Detroit, encontraron más apoyo en Bible Chat que en su propia iglesia, donde se sintió juzgada.
Otros, como Krista Rogers, valoran la conveniencia de poder hacer una consulta espiritual a las 3 de la mañana sin molestar a un pastor. Los fundadores de estas aplicaciones las describen como una "capellanía digital" que complementa la fe y ayuda a personas que, como en Estados Unidos, han dejado de asistir a la iglesia, a reconectar con la vida espiritual de una manera diferente.
Sin embargo, el fenómeno genera preocupación entre algunos líderes religiosos y expertos.
El sacerdote Mike Schmitz advierte que esta tecnología no puede sustituir la conexión humana, mientras que la profesora Heidi Campbell señala que los chatbots carecen de "discernimiento espiritual", ya que se basan en datos y patrones para afirmar al usuario en lugar de ofrecer una guía teológica profunda. La privacidad de los datos es otra gran inquietud, ya que los usuarios revelan información muy personal. En este sentido, Sam Altman, CEO de OpenAI, ha propuesto la creación de un "privilegio de IA" para proteger legalmente la confidencialidad de estas conversaciones, similar al secreto profesional entre médico y paciente.
A pesar de las controversias, los desarrolladores sostienen que el objetivo no es reemplazar a las comunidades religiosas, sino servir como un puente hacia ellas.
Muchas aplicaciones, de hecho, ayudan a los usuarios a encontrar iglesias o sinagogas locales.
Para líderes como el rabino Jonathan Romain, estas herramientas son un camino que puede llevar a una nueva generación hacia la fe, adaptándose a un mundo donde la búsqueda de alimento espiritual se realiza por nuevos medios.