La supervivencia del cempasúchil: Tradición mexicana en riesgo por el cambio climático



Los productores de la flor de cempasúchil en Xochimilco, en las afueras de la Ciudad de México, enfrentan una crisis debido a los impactos del cambio climático. Agricultores como Lucía Ortiz, cuya familia ha cultivado la flor durante 30 años, reportan pérdidas de hasta el 50% de sus cosechas este año. Fenómenos como lluvias torrenciales, sequías prolongadas e inundaciones han provocado la pudrición de raíces, plagas y enfermedades en las plantas, transformando sus ganancias en pérdidas y afectando su economía familiar. El cempasúchil no es solo un cultivo, sino un pilar de la cultura mexicana, conocido como la “flor de los muertos”, que guía a las almas durante las celebraciones del 1 y 2 de noviembre. Además, es un motor económico crucial que, según predicciones, generará cerca de 2.7 millones de dólares para los agricultores en 2025. A pesar de que la producción de este año alcanzó un récord de seis millones de plantas para satisfacer la demanda, las lluvias torrenciales pusieron en riesgo a dos millones de ellas y arrasaron más de 37,000 acres de cultivos en todo el país. Como solución a largo plazo, científicos del banco de semillas Toxinachcal trabajan en la conservación de variantes de semillas nativas. La bióloga Clara Soto Cortés, directora del banco, explica que parte del problema es el uso extendido de una semilla híbrida estadounidense. Aunque produce una planta más uniforme y fácil de comercializar, carece de la diversidad genética y la resiliencia de las razas autóctonas mexicanas, que están mejor adaptadas a condiciones climáticas extremas.
El banco conserva 20 variantes de cempasúchil para poder reintroducirlas si los cultivos son devastados.
Mientras tanto, los agricultores luchan por recuperarse.
Las pérdidas económicas les impiden invertir en infraestructura de adaptación, como invernaderos.
Para muchos, como Carlos Jiménez, esta situación no solo amenaza su negocio, sino también una tradición heredada de sus ancestros. Aunque algunos consideran cambiar a cultivos más resistentes, otros se mantienen firmes en su compromiso de cultivar esta flor de profundo significado cultural.










