La Cruzada de Elon Musk contra la UE: Choque por la Regulación Digital y la Soberanía



El conflicto se originó a raíz de una multa de 120 millones de euros impuesta por la Comisión Europea a X, anteriormente Twitter, por violar la Ley de Servicios Digitales (DSA). Las infracciones señaladas incluyen el “diseño engañoso” del sistema de verificación azul, la falta de transparencia en la publicidad y la restricción de acceso a datos para investigadores autorizados. Esta sanción es la primera de su tipo bajo la nueva normativa, sentando un precedente importante para la regulación de grandes plataformas digitales en el bloque. En respuesta, Elon Musk lanzó una ofensiva mediática desde su propia plataforma, calificando la multa como un ataque a la libertad de expresión y a la soberanía de los estados. El magnate pidió la "abolición" de la Unión Europea para que los países miembros recuperen su soberanía, describiendo al bloque como un "monstruo burocrático" que asfixia la innovación. Sus declaraciones, que llegaron a incluir una respuesta afirmativa a un usuario que comparaba la UE con la Alemania nazi, fueron amplificadas entre sus aproximadamente 230 millones de seguidores. Las autoridades europeas reaccionaron con firmeza, calificando las declaraciones de Musk como "descabelladas", "locas" y "disparatadas", aunque una portavoz de la Comisión señaló que estas opiniones están amparadas por la libertad de expresión que la UE defiende. El incidente ha generado tensiones transatlánticas, con figuras políticas en Estados Unidos, como Marco Rubio, que han calificado la multa como una agresión a las empresas tecnológicas estadounidenses. El episodio también ha puesto en tela de juicio la coherencia de Musk en su defensa de la libertad de expresión. Un análisis señala que su plataforma desactivó las traducciones automáticas del hebreo, una medida interpretada como un "acto político calculado" para ocultar discursos de odio de ciertos sectores israelíes. Esta acción sugiere que las políticas de moderación de X podrían responder a intereses geopolíticos, contradiciendo la imagen de árbitro neutral que Musk proyecta y añadiendo una capa de complejidad al debate sobre su enfrentamiento con los reguladores europeos.












