Entre la ciencia y la controversia: Un vistazo a los hábitos que definen nuestra salud y relaciones



El consumo de alcohol, a menudo minimizado bajo la etiqueta de “bebedor social”, esconde graves riesgos para la salud que van más allá de la dependencia. Bioquímicamente, el cuerpo desarrolla tolerancia al alcohol mediante la producción de la enzima deshidrogenasa alcohólica, lo que lleva a un consumo cada vez mayor para sentir los mismos efectos. Las consecuencias en México son alarmantes: la cirrosis alcohólica es la tercera causa de muerte en hombres, con 13,164 fallecimientos anuales, y el país ocupa el séptimo lugar mundial en accidentes viales por intoxicación etílica. Un estudio de la Universidad de Oporto añade otra preocupación, vinculando el consumo frecuente de cerveza con un mayor riesgo de alopecia. El alcohol deshidrata, interfiere con la absorción de nutrientes esenciales como el zinc y el hierro, y debilita los folículos capilares, acelerando la caída del cabello en personas con predisposición genética. En el ámbito de las relaciones afectivas, se ha identificado un patrón de dependencia conocido como “migajas emocionales”, donde una persona se conforma con mínimos gestos de atención por baja autoestima o miedo a la soledad. Investigaciones de la Universidad de Purdue y la Universidad de Toronto indican que individuos con baja autopercepción o ansiedad de apego tienden a sobrevalorar el afecto inconsistente, permaneciendo en relaciones desiguales. La American Psychological Association advierte que esta validación intermitente genera una adicción similar a la dopamina. Las señales incluyen iniciar siempre la comunicación, aceptar excusas constantes, idealizar pequeños gestos y sentir ansiedad ante la falta de respuesta.
Para superar este patrón se recomienda establecer límites claros y buscar apoyo terapéutico.
En el terreno de la comunicación pública, un reciente altercado en redes sociales evidenció la importancia de la verificación de datos. El comentarista deportivo David Faitelson criticó en su cuenta de X un operativo de alcoholemia, atribuyendo la responsabilidad a la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega. La funcionaria le respondió directamente, aclarando que el operativo correspondía a la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX (SSC_CDMX) y no a la alcaldía. La corrección, que también involucró al comunicador Joaquín López-Dóriga por haber compartido la publicación, se volvió viral, generando una ola de apoyo para la alcaldesa y críticas hacia el periodista, quien no emitió respuesta posterior.











