Escudo arancelario para el azúcar: México impone tarifas de hasta 210% para proteger su industria nacional



Mediante un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) que entró en vigor el 11 de noviembre de 2025, el Gobierno federal modificó la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación para sustituir los aranceles específicos por kilogramo por tarifas ad-valorem (calculadas sobre el valor del producto) de 156% y 210.44%. La tasa más alta se aplicará a productos como el azúcar líquida refinada y el azúcar invertido, mientras que la mayoría de las otras presentaciones, como el azúcar de caña o remolacha, tendrán un gravamen del 156%. La principal justificación del gobierno es que el arancel anterior no ofrecía la protección suficiente a la agroindustria nacional, la cual enfrenta una crisis de rentabilidad debido a la caída de los precios internacionales y una sobreoferta en el mercado mexicano. Esta situación ponía en riesgo a toda la cadena productiva, que genera 440 mil empleos directos y beneficia a más de 15 millones de personas. La medida busca “eliminar distorsiones del mercado global”, fortalecer la soberanía productiva y está en línea con el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030. Los nuevos aranceles se aplicarán a las importaciones de países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) con los que México no tiene acuerdos comerciales preferenciales, por lo que socios del T-MEC como Estados Unidos y Canadá quedan exentos. Se espera que la medida afecte principalmente a importaciones de países como Brasil.
Con el ajuste, se prevé que el costo del azúcar de importación supere el precio del producto nacional, desincentivando su compra desde el extranjero. Por ejemplo, el precio de la tonelada de azúcar cruda importada podría superar los 1,050 dólares, frente a los 901 dólares del mercado doméstico. Aunque las autoridades afirman que la medida no debería generar inflación, ya que las importaciones representan un bajo porcentaje del consumo, expertos y representantes de la industria advierten que el aumento en los costos podría trasladarse a los precios finales para el consumidor en productos como bebidas, panadería y confitería.










