Haití: El Sueño Mundialista que Desafió la Violencia y la Distancia



La selección nacional de Haití ha conseguido una histórica clasificación para el Mundial de Fútbol de 2026, la segunda en su historia y la primera desde 1974. Este logro deportivo adquiere una dimensión especial al haberse conseguido en medio de una grave crisis de violencia e inestabilidad que azota al país caribeño, lo que obligó al equipo a jugar todos sus partidos fuera de casa. La situación en Haití, con bandas armadas controlando gran parte de la capital, Puerto Príncipe, y generando una crisis humanitaria, ha hecho imposible que el equipo juegue en su territorio.
Como consecuencia, la selección ha utilizado Curazao como sede para sus partidos de local.
La crisis es tan severa que el propio seleccionador, el francés Sébastien Migne, no ha podido pisar el país desde su nombramiento hace 18 meses, dirigiendo al equipo a distancia. Migne se ha apoyado en información telefónica de la federación haitiana y en la búsqueda de talento en el extranjero para conformar la plantilla. El equipo se ha fortalecido con jugadores de raíces haitianas que militan en ligas extranjeras, como el ex internacional Sub 21 francés Jean-Ricner Bellegarde, Josué Casimir y Hannes Delcroix, quienes fueron cruciales en la campaña. La clasificación se selló tras una victoria clave por 1-0 contra Costa Rica, terminando en la primera posición de su grupo con 11 puntos después del empate sin goles de Honduras ante los costarricenses. La hazaña desató celebraciones en las calles de Puerto Príncipe, ofreciendo un raro momento de alegría y unidad nacional.
El júbilo también se extendió a la diáspora haitiana, incluyendo a la comunidad en México, donde muchos han encontrado refugio. Haitianos residentes en la Ciudad de México, como Obinson Samedy, expresaron su inmensa alegría y el sueño de poder ver a su selección jugar en el Mundial.










