Venezuela: La Paradoja del Petróleo en Medio de la Tensión Geopolítica



Venezuela posee más de 300,000 millones de barriles de petróleo, equivalentes a aproximadamente el 17% de las reservas mundiales conocidas, superando a potencias como Arabia Saudita.
Sin embargo, su producción actual apenas representa el 1% del consumo global, una drástica caída desde 1997 atribuida a años de mala gestión, inversión insuficiente y sanciones estadounidenses.
Aunque Estados Unidos fue su principal comprador, el comercio se interrumpió en 2019 y, a pesar de una reanudación parcial en 2023, la mayor parte del crudo venezolano ahora se destina a China.
La industria petrolera, parcialmente nacionalizada por el expresidente Hugo Chávez, ha tenido una relación volátil con las empresas extranjeras. Mientras que ConocoPhillips y Exxon Mobil abandonaron el país tras la expropiación de sus activos, otras como la estadounidense Chevron, la italiana Eni y la española Repsol han permanecido.
Chevron, con más de un siglo de operaciones, produce una cuarta parte del petróleo venezolano y es considerado un salvavidas financiero para el régimen, manteniendo un flujo de crudo hacia las refinerías de Estados Unidos. El gobierno de Nicolás Maduro, sucesor de Chávez, ha continuado con políticas que han llevado al país a una severa crisis económica, caracterizada por alta inflación, escasez y una emigración masiva de aproximadamente ocho millones de personas. Su régimen ha sido calificado como una dictadura y enfrenta acusaciones de estar vinculado al narcotráfico a través del Cártel de los Soles, lo que ha motivado acciones de Washington. La tensión con Estados Unidos se ha intensificado bajo la administración de Donald Trump, que ha impuesto nuevas sanciones y ha realizado un despliegue militar aeronaval en el Caribe, argumentando una lucha contra el narcotráfico.
Caracas interpreta estas acciones como una amenaza directa para forzar un cambio de gobierno. En respuesta, Maduro ha instruido a sus fuerzas policiales y de inteligencia a prepararse para "todas las formas de lucha armada" y una "resistencia popular prolongada", acusando a Washington de intentar apoderarse de sus vastas reservas petroleras.













