
Lions derrotan a los Ravens con un dominante juego terrestre



En el cierre de la Semana 3 de la NFL, los Detroit Lions consiguieron una importante victoria por marcador de 38-30 sobre los Baltimore Ravens en el M&T Bank Stadium. El equipo de Detroit basó su triunfo en un poderoso ataque terrestre que acumuló 224 yardas, contrastando notablemente con las 85 yardas conseguidas por los locales.
La ofensiva de los Lions fue comandada por la dupla de corredores David Montgomery y Jahmyr Gibbs, quienes anotaron dos touchdowns cada uno. Montgomery fue la figura del partido al sumar 151 yardas por tierra, incluyendo una escapada de 72 yardas que preparó una anotación y un acarreo de 31 yardas que selló la victoria en los minutos finales. Por su parte, el mariscal de campo Jared Goff tuvo una actuación eficiente, completando 20 de 28 pases para 202 yardas y un touchdown para Amon-Ra St.
Brown, además de realizar una conversión clave en cuarta oportunidad cerca del final del encuentro.
A pesar de la derrota, el mariscal de los Ravens, Lamar Jackson, lanzó para 288 yardas y tres pases de anotación sin intercepciones. Sin embargo, la línea ofensiva de Baltimore no pudo contener a la defensiva de Detroit, que capturó a Jackson en siete ocasiones. El partido también estuvo marcado por costosos balones sueltos para los Ravens, incluyendo uno de Jackson cerca de la zona de anotación antes del medio tiempo y otro del corredor Derrick Henry en el último cuarto, forzado por Aidan Hutchinson, que resultó crucial.
El encuentro fue parejo durante los primeros tres cuartos, llegando al medio tiempo con un empate 14-14.
No obstante, los Lions explotaron en el último periodo, donde anotaron 17 puntos para asegurar el resultado.
Con esta victoria, Detroit mejora su récord a 2-1, empatando en el liderato de la división NFC Norte, mientras que Baltimore queda con marca de 1-2.
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó polémica al amenazar con retirar partidos del Mundial 2026 a ciudades gobernadas por demócratas, como Seattle y San Francisco, si las considera inseguras. Durante su mensaje desde el Despacho Oval, Trump dijo: "Si creemos que alguna ciudad puede ser siquiera un poco peligrosa para el Mundial (...) dado que se juega en tantas sedes, no lo permitiremos. Moveremos un poco las cosas. Pero espero que no sea necesario". Trump hizo especial énfasis en Seattle y San Francisco, señalando que están gobernadas por lo que llamó "lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que se hacen". Estas declaraciones generaron preocupación entre autoridades locales y aficionados, ya que ambas ciudades tienen estadios programados para recibir partidos del torneo. El Lumen Field de Seattle, hogar de los Seattle Seahawks de la NFL, albergará seis partidos del Mundial 2026. Por su parte, el Levi's Stadium, ubicado en Santa Clara y sede de los San Francisco 49ers, también será escenario de seis encuentros. Estos recintos son parte de las 11 sedes que Estados Unidos compartirá con México y Canadá en la organización del torneo. Trump también mencionó que medidas similares podrían aplicarse para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028, lo que amplió la polémica sobre la seguridad y la gestión de eventos deportivos de gran magnitud en ciudades gobernadas por demócratas. Aunque Estados Unidos coorganiza el Mundial 2026, Trump no tiene autoridad legal para cambiar la sede de ningún partido. Sin embargo, el mandatario mantiene una relación cercana con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quien sí tiene la capacidad de tomar decisiones sobre los lugares donde se jugarán los encuentros. Otras ciudades estadounidenses que recibirán partidos, como Los Ángeles, Nueva York, Atlanta, Houston, Boston o Philadelphia, también están gobernadas por demócratas, lo que podría generar más tensiones si el presidente decide intervenir o presionar para modificar sedes. El sorteo de la Copa del Mundo 2026 se realizará el próximo 5 de diciembre en Washington, con la asistencia prevista de Trump. La expectativa es conocer los grupos y enfrentar posibles disputas sobre la seguridad en las ciudades seleccionadas, un tema que ha ganado relevancia tras las declaraciones del mandatario. Analistas señalan que, más allá de la retórica política, cualquier cambio de sede sería complejo y requeriría de negociaciones internacionales, ya que el Mundial es un evento con reglas estrictas de organización y planificación a largo plazo.


