
Marc Márquez gana su séptimo título mundial de MotoGP



Marc Márquez se proclamó campeón del mundo de MotoGP 2025 tras finalizar en la segunda posición en el Gran Premio de Japón, celebrado en el circuito de Motegi. El piloto catalán, de 32 años, aseguró el título con cinco carreras de antelación en el calendario, siendo su primer campeonato desde 2019. La victoria en la carrera fue para su compañero de equipo en Ducati, el italiano Francesco Bagnaia, quien le cedió el cetro. Este séptimo título en la categoría reina del motociclismo le permite a Márquez igualar la marca de su histórico rival, Valentino Rossi, y lo coloca a solo un campeonato del récord de Giacomo Agostini. El campeonato también representa su noveno título mundial en total.
La consagración es especialmente significativa al haberse producido en el circuito propiedad de Honda, su antiguo equipo, al que dejó a finales de 2023 para unirse a Ducati. El camino de Márquez hacia este nuevo título fue un notable regreso tras un período adverso que comenzó con una grave caída en Jerez en 2020, la cual casi lo obliga a retirarse. Pasó 1043 días sin una victoria hasta que ganó el Gran Premio de Aragón en septiembre de 2024. Su decisión de cambiar a Ducati, primero con el equipo satélite Gresini en 2024 y luego con el equipo oficial en 2025, fue clave para su resurgimiento.
Él mismo admitió que su carrera habría terminado si no lograba ser competitivo en esa etapa. Tras asegurar el campeonato, Márquez expresó sentirse "en paz" consigo mismo, reconociendo que su mayor error fue intentar volver a competir demasiado rápido después de su lesión. El piloto afirmó ser ahora más maduro y haber adaptado su estilo de pilotaje, dejando atrás la agresividad que en el pasado generó tensiones con otros competidores como Rossi.
Artículos
7






Deportes
Ver más
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó polémica al amenazar con retirar partidos del Mundial 2026 a ciudades gobernadas por demócratas, como Seattle y San Francisco, si las considera inseguras. Durante su mensaje desde el Despacho Oval, Trump dijo: "Si creemos que alguna ciudad puede ser siquiera un poco peligrosa para el Mundial (...) dado que se juega en tantas sedes, no lo permitiremos. Moveremos un poco las cosas. Pero espero que no sea necesario". Trump hizo especial énfasis en Seattle y San Francisco, señalando que están gobernadas por lo que llamó "lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que se hacen". Estas declaraciones generaron preocupación entre autoridades locales y aficionados, ya que ambas ciudades tienen estadios programados para recibir partidos del torneo. El Lumen Field de Seattle, hogar de los Seattle Seahawks de la NFL, albergará seis partidos del Mundial 2026. Por su parte, el Levi's Stadium, ubicado en Santa Clara y sede de los San Francisco 49ers, también será escenario de seis encuentros. Estos recintos son parte de las 11 sedes que Estados Unidos compartirá con México y Canadá en la organización del torneo. Trump también mencionó que medidas similares podrían aplicarse para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028, lo que amplió la polémica sobre la seguridad y la gestión de eventos deportivos de gran magnitud en ciudades gobernadas por demócratas. Aunque Estados Unidos coorganiza el Mundial 2026, Trump no tiene autoridad legal para cambiar la sede de ningún partido. Sin embargo, el mandatario mantiene una relación cercana con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quien sí tiene la capacidad de tomar decisiones sobre los lugares donde se jugarán los encuentros. Otras ciudades estadounidenses que recibirán partidos, como Los Ángeles, Nueva York, Atlanta, Houston, Boston o Philadelphia, también están gobernadas por demócratas, lo que podría generar más tensiones si el presidente decide intervenir o presionar para modificar sedes. El sorteo de la Copa del Mundo 2026 se realizará el próximo 5 de diciembre en Washington, con la asistencia prevista de Trump. La expectativa es conocer los grupos y enfrentar posibles disputas sobre la seguridad en las ciudades seleccionadas, un tema que ha ganado relevancia tras las declaraciones del mandatario. Analistas señalan que, más allá de la retórica política, cualquier cambio de sede sería complejo y requeriría de negociaciones internacionales, ya que el Mundial es un evento con reglas estrictas de organización y planificación a largo plazo.


