Cometa 3I/ATLAS: Un Viajero Ancestral Desata la Ciencia y Desmiente Mitos Extraterrestres



La NASA ha revelado nuevas imágenes del cometa interestelar 3I/ATLAS, el tercer objeto de este tipo detectado en la historia moderna, después de 1I/’Oumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019. Detectado en julio por el sistema de telescopios ATLAS en Chile, este visitante cósmico capturó la atención mundial debido a su origen externo y a su trayectoria atípica, que lo llevó a pasar cerca de Marte en octubre a una velocidad superior a los 240,000 kilómetros por hora. La publicación de las imágenes se vio retrasada por un cierre del gobierno estadounidense de 43 días, lo que alimentó una intensa especulación sobre su naturaleza. Teorías que sugerían que podría ser una nave espacial extraterrestre ganaron popularidad, impulsadas por figuras como el investigador de Harvard Avi Loeb.
Sin embargo, la NASA ha desmentido categóricamente estos rumores.
Funcionarios como Amit Kshatriya y Nicola Fox afirmaron que el objeto se ve y se comporta como un cometa, sin ninguna “tecnoseñal” que indique un origen artificial. Otros científicos, como el astrofísico de Oxford Chris Lintott, calificaron la hipótesis extraterrestre como “simplemente absurda”.
Las imágenes y datos fueron recopilados por una docena de misiones y telescopios, incluyendo el James Webb, el Hubble y varias naves espaciales que orbitan Marte.
Aunque algunas fotografías son borrosas debido a la distancia y la velocidad, muestran claramente una coma de gas y polvo y una cola, características típicas de un cometa. Los análisis preliminares indican que 3I/ATLAS proviene de un sistema solar más antiguo que el nuestro, formado hace más de 4,500 millones de años. También presenta diferencias químicas notables en comparación con los cometas locales, como en las proporciones de dióxido de carbono, agua, níquel y hierro, lo que ofrece pistas valiosas sobre la formación de otros sistemas estelares.
El cometa 3I/ATLAS ya está abandonando el sistema solar y no representa ninguna amenaza para la Tierra.
Su máxima aproximación a nuestro planeta ocurrirá el 19 de diciembre, a una distancia segura de aproximadamente 274 millones de kilómetros. A pesar de su breve visita, los científicos continuarán estudiándolo con instrumentos como la sonda Juno, que lo observará cuando pase cerca de Júpiter la próxima primavera. Este evento subraya la oportunidad única de estudiar un objeto de otra estrella para ampliar la comprensión del cosmos.







