
Controversia por el doble rol de Tom Brady en la NFL



Tras su retiro como jugador profesional, Tom Brady asumió un doble rol como propietario minoritario de Las Vegas Raiders y comentarista para Fox Sports.
Esta situación ha generado críticas y suspicacias entre algunas personalidades del deporte, quienes ven un posible conflicto de intereses en que Brady desempeñe ambas funciones simultáneamente.
La preocupación se centra en la influencia que podría ejercer en la percepción de los aficionados y de la propia liga.
Ante los señalamientos, Brady defendió su ética profesional, afirmando que su participación se debe a su amor por el futbol americano y a un "deber moral" de mejorar el juego que le dio todo. Calificó a quienes lo critican de "paranoicos y desconfiados" y negó que sus roles representen un conflicto, sino que son el punto de partida de su deber ético para hacer crecer el deporte. El comisionado de la NFL, Roger Goodell, respaldó públicamente a Brady, declarando que no existe tal conflicto de intereses. Goodell explicó que la organización impuso limitaciones al ex mariscal de campo, como no permitirle estar cerca de las instalaciones de los equipos. Además, señaló que cada franquicia es responsable de la información que comparte y no están obligadas a revelar datos si consideran que existe un conflicto. Este episodio ha puesto de manifiesto el intenso escrutinio al que están sometidas las grandes estrellas del deporte, incluso después de su retiro.
Con sus declaraciones, Brady busca mantener la transparencia, salvaguardar su reputación y asegurar a los aficionados y a la liga que su objetivo es contribuir positivamente al futbol americano desde sus nuevas posiciones fuera del campo.
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó polémica al amenazar con retirar partidos del Mundial 2026 a ciudades gobernadas por demócratas, como Seattle y San Francisco, si las considera inseguras. Durante su mensaje desde el Despacho Oval, Trump dijo: "Si creemos que alguna ciudad puede ser siquiera un poco peligrosa para el Mundial (...) dado que se juega en tantas sedes, no lo permitiremos. Moveremos un poco las cosas. Pero espero que no sea necesario". Trump hizo especial énfasis en Seattle y San Francisco, señalando que están gobernadas por lo que llamó "lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que se hacen". Estas declaraciones generaron preocupación entre autoridades locales y aficionados, ya que ambas ciudades tienen estadios programados para recibir partidos del torneo. El Lumen Field de Seattle, hogar de los Seattle Seahawks de la NFL, albergará seis partidos del Mundial 2026. Por su parte, el Levi's Stadium, ubicado en Santa Clara y sede de los San Francisco 49ers, también será escenario de seis encuentros. Estos recintos son parte de las 11 sedes que Estados Unidos compartirá con México y Canadá en la organización del torneo. Trump también mencionó que medidas similares podrían aplicarse para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028, lo que amplió la polémica sobre la seguridad y la gestión de eventos deportivos de gran magnitud en ciudades gobernadas por demócratas. Aunque Estados Unidos coorganiza el Mundial 2026, Trump no tiene autoridad legal para cambiar la sede de ningún partido. Sin embargo, el mandatario mantiene una relación cercana con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quien sí tiene la capacidad de tomar decisiones sobre los lugares donde se jugarán los encuentros. Otras ciudades estadounidenses que recibirán partidos, como Los Ángeles, Nueva York, Atlanta, Houston, Boston o Philadelphia, también están gobernadas por demócratas, lo que podría generar más tensiones si el presidente decide intervenir o presionar para modificar sedes. El sorteo de la Copa del Mundo 2026 se realizará el próximo 5 de diciembre en Washington, con la asistencia prevista de Trump. La expectativa es conocer los grupos y enfrentar posibles disputas sobre la seguridad en las ciudades seleccionadas, un tema que ha ganado relevancia tras las declaraciones del mandatario. Analistas señalan que, más allá de la retórica política, cualquier cambio de sede sería complejo y requeriría de negociaciones internacionales, ya que el Mundial es un evento con reglas estrictas de organización y planificación a largo plazo.


