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Inundaciones en Poza Rica: entre la negligencia gubernamental y la solidaridad ciudadana

Una semana después de que el desbordamiento del río Cazones devastara Poza Rica, los habitantes enfrentan la catástrofe con sus propios medios ante la ausencia de una respuesta gubernamental coordinada. La solidaridad ciudadana ha surgido como la principal fuerza para la limpieza y el apoyo a los damnificados.
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A una semana de las inundaciones en Poza Rica, los residentes de más de 12 colonias denuncian el abandono por parte de las autoridades y se organizan para limpiar la ciudad. La catástrofe, que superó la inundación de 1999, fue causada por el desbordamiento simultáneo de dos afluentes del río Cazones, un fenómeno que los locales llamaron "efecto pinza", el cual inundó zonas en cuestión de minutos y no dio tiempo de evacuar. Los habitantes atribuyen la tragedia a una combinación de factores que consideran evitables: la falta de un sistema de alerta temprana, la ausencia de dragado en el río y un muro de contención que, aunque resistió en algunas partes, está incompleto en un tramo de un kilómetro cerca de un complejo de Pemex, por donde el agua ingresó con fuerza. Los testimonios coinciden en que no hubo avisos oficiales y la única alarma que sonó fue la de Pemex, que es para riesgos industriales y no para la población civil.

Ante la ausencia de brigadas gubernamentales, maquinaria pesada o camiones de escombro en las zonas más afectadas como las colonias Morelos y Floresta, los propios vecinos han asumido las labores de limpieza con palas y cubetas, e incluso han contratado retroexcavadoras a costos inflados. Mientras tanto, las fuerzas federales como el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional concentran sus operaciones en las avenidas más visibles.

El alcalde, Fernando "El Pulpo" Remes, ha sido fuertemente criticado por su inacción, al punto de que vecinos le arrojaron lodo en una de sus apariciones. En contraste con la respuesta oficial, ha surgido una robusta red de solidaridad ciudadana. Voluntarios y organizaciones religiosas como Cáritas han improvisado cocinas comunitarias y centros de acopio, coordinando la ayuda a través de redes sociales para distribuir alimentos, agua y artículos de primera necesidad. Sin embargo, los damnificados señalan que la ayuda a veces no es la adecuada, pues reciben colchones o aceite para cocinar cuando sus casas siguen llenas de lodo. Su exigencia inmediata es la limpieza de calles y viviendas, y el retiro de escombros antes de que se realice cualquier censo gubernamental.

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