
Gala del Balón de Oro 2025



El delantero francés Ousmane Dembélé fue galardonado con su primer Balón de Oro tras una temporada histórica en la que lideró al París Saint-Germain (PSG) a conquistar su primera Liga de Campeones. Con este logro, Dembélé se convirtió en el sexto futbolista de su país en obtener el premio, junto a figuras como Zinedine Zidane y Karim Benzema. Por su parte, la española Aitana Bonmatí reafirmó su dominio en el fútbol femenino al ganar el galardón por tercer año consecutivo, uniéndose a una selecta lista que incluye a Michel Platini y Lionel Messi.
La temporada de Dembélé fue excepcional, registrando 35 goles y 16 asistencias en 53 partidos. Su actuación fue clave en la final de la Champions League, donde el PSG venció 5-0 al Inter de Milán.
El jugador, quien en años anteriores fue criticado por indisciplina, agradeció a su entrenador, Luis Enrique, a quien describió como "un padre", por su consolidación como referente ofensivo. El premio le fue entregado por la leyenda del fútbol, Ronaldinho. Aitana Bonmatí fue reconocida a pesar de que su selección perdió la final del Campeonato Europeo Femenino ante Inglaterra, torneo en el que fue nombrada la mejor jugadora.
Además, consiguió un triplete doméstico con el Barcelona.
La gala también premió a otras figuras: Lamine Yamal recibió por segundo año el Premio Kopa al mejor jugador Sub-21, mientras que Vicky López ganó la versión femenina. Luis Enrique fue nombrado mejor entrenador masculino, Gianluigi Donnarumma obtuvo el Trofeo Lev Yashin al mejor portero y el PSG fue elegido como el mejor club masculino de la temporada.
El evento también se distinguió por su glamour.
Por tercer año consecutivo, la casa de lujo Louis Vuitton diseñó los baúles oficiales para los trofeos, hechos a mano y con el icónico monograma de la marca. Además, los futbolistas lucieron relojes de lujo; Dembélé portó un Richard Mille valorado en 400,000 euros y Lamine Yamal un Patek Philippe de 140,000 euros.
Artículos
5




Deportes
Ver más
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó polémica al amenazar con retirar partidos del Mundial 2026 a ciudades gobernadas por demócratas, como Seattle y San Francisco, si las considera inseguras. Durante su mensaje desde el Despacho Oval, Trump dijo: "Si creemos que alguna ciudad puede ser siquiera un poco peligrosa para el Mundial (...) dado que se juega en tantas sedes, no lo permitiremos. Moveremos un poco las cosas. Pero espero que no sea necesario". Trump hizo especial énfasis en Seattle y San Francisco, señalando que están gobernadas por lo que llamó "lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que se hacen". Estas declaraciones generaron preocupación entre autoridades locales y aficionados, ya que ambas ciudades tienen estadios programados para recibir partidos del torneo. El Lumen Field de Seattle, hogar de los Seattle Seahawks de la NFL, albergará seis partidos del Mundial 2026. Por su parte, el Levi's Stadium, ubicado en Santa Clara y sede de los San Francisco 49ers, también será escenario de seis encuentros. Estos recintos son parte de las 11 sedes que Estados Unidos compartirá con México y Canadá en la organización del torneo. Trump también mencionó que medidas similares podrían aplicarse para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028, lo que amplió la polémica sobre la seguridad y la gestión de eventos deportivos de gran magnitud en ciudades gobernadas por demócratas. Aunque Estados Unidos coorganiza el Mundial 2026, Trump no tiene autoridad legal para cambiar la sede de ningún partido. Sin embargo, el mandatario mantiene una relación cercana con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quien sí tiene la capacidad de tomar decisiones sobre los lugares donde se jugarán los encuentros. Otras ciudades estadounidenses que recibirán partidos, como Los Ángeles, Nueva York, Atlanta, Houston, Boston o Philadelphia, también están gobernadas por demócratas, lo que podría generar más tensiones si el presidente decide intervenir o presionar para modificar sedes. El sorteo de la Copa del Mundo 2026 se realizará el próximo 5 de diciembre en Washington, con la asistencia prevista de Trump. La expectativa es conocer los grupos y enfrentar posibles disputas sobre la seguridad en las ciudades seleccionadas, un tema que ha ganado relevancia tras las declaraciones del mandatario. Analistas señalan que, más allá de la retórica política, cualquier cambio de sede sería complejo y requeriría de negociaciones internacionales, ya que el Mundial es un evento con reglas estrictas de organización y planificación a largo plazo.


