España, dividida 50 años después de Franco: entre la memoria democrática y la nostalgia autoritaria



En el 50 aniversario de la muerte de Francisco Franco, ocurrida el 20 de noviembre de 1975, no se realizarán actos conmemorativos oficiales, aunque su familia y la fundación que lleva su nombre organizarán una misa. El dictador, que llegó al poder tras un golpe de Estado y una cruenta guerra civil, lideró un régimen autoritario durante 39 años caracterizado por una brutal represión que dejó a 140,000 personas enterradas en fosas comunes, además de opositores encarcelados, ejecutados y exiliados. Su muerte en cama, tras una larga agonía, marcó el fin simbólico de la dictadura y el inicio de la Transición hacia la democracia, con la proclamación de Juan Carlos I como rey dos días después, un acto al que asistieron figuras como el dictador chileno Augusto Pinochet. El legado de Franco sigue siendo un tema de intensa polémica en la sociedad española. En un esfuerzo por resignificar los espacios públicos, el gobierno del presidente Pedro Sánchez ordenó la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos en 2019 y promulgó la Ley de Memoria Democrática en 2022, que busca retirar símbolos franquistas y crear un registro de víctimas. Como contrapunto, el gobierno ha lanzado la iniciativa “España en Libertad” para conmemorar los avances en derechos y libertades de las últimas cinco décadas. Sin embargo, esta agenda es criticada por el opositor Partido Popular, que acusa a Sánchez de utilizar la figura de Franco para desviar la atención de otros problemas.
A esta división política se suma una preocupante tendencia social.
Una encuesta del instituto 40dB.
revela que una cuarta parte de los jóvenes españoles consideraría preferible un régimen autoritario en determinadas circunstancias. Este dato, junto al auge de la ultraderecha con partidos como Vox, y el hecho de que la tumba de Franco sigue atrayendo a simpatizantes, evidencia que las narrativas negacionistas o revisionistas han permeado en una parte de la población. La tardía inclusión de la represión franquista en los planes de estudio y casi 40 años de propaganda dictatorial son señalados como factores que contribuyen a esta situación, manteniendo vivo un debate que España aún no ha cerrado.










