La Paz de Trump: El Plan para Ucrania que Seduce a Moscú y Alarma a Kiev y Europa

La nueva estrategia de seguridad de la administración Trump y un polémico plan de paz para Ucrania han reconfigurado el panorama diplomático, generando una reacción favorable de Rusia pero un profundo escepticismo en Europa. Mientras Washington presiona por un acuerdo, los detalles de la propuesta revelan una alineación con los intereses de Moscú que pone en duda la viabilidad de una paz justa y duradera.

Rusia ha acogido favorablemente la nueva estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos, impulsada por el enfoque nacionalista del presidente Donald Trump. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró que la visión estadounidense es “globalmente conforme” a la de Moscú y expresó su esperanza de que facilite una cooperación constructiva para una solución pacífica en Ucrania. Este nuevo documento estratégico redefine la postura de Washington, priorizando sus intereses, prometiendo no ampliar la OTAN y reajustando su presencia militar global, lo que ha sido bien recibido por el gobierno ruso.

En paralelo, avanzan las negociaciones para poner fin a la guerra.

Keith Kellogg, enviado especial saliente de Estados Unidos para Ucrania, afirmó que un acuerdo de paz está “realmente cerca” y se encuentra en “los últimos metros”. Según Kellogg, los dos principales asuntos pendientes son el futuro del territorio del Donbás y el control de la central nuclear de Zaporiyia.

Sin embargo, desde el Kremlin, el asesor Yuri Ushakov advirtió que Estados Unidos tendría que hacer “cambios radicales” en sus propuestas, sin especificar cuáles.

Mientras tanto, los ataques rusos en Ucrania continúan, causando víctimas civiles.

El plan de paz estadounidense, supuestamente negociado entre un miembro del Kremlin y Steve Witkoff, enviado de Trump, ha sido objeto de severas críticas por hacerse eco de las demandas rusas. La propuesta exigía a Ucrania grandes concesiones territoriales, la limitación de su ejército y la promesa constitucional de no unirse a la OTAN.

A cambio, ofrecía una vaga garantía de seguridad que podía ser revocada.

Se informó que Trump amenazó a Kiev con cortar la ayuda militar y de inteligencia si no aceptaba los términos.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó la propuesta como una elección entre la dignidad y el apoyo estadounidense. Como respuesta, el Reino Unido, Francia y Alemania presentaron una contrapropuesta que atribuye la culpa de la guerra a Rusia y propone congelar los activos rusos para pagar reparaciones. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enfatizó que las fronteras de Ucrania no pueden ser alteradas por la fuerza. A pesar de que Zelenski sostuvo una conversación “constructiva” con asesores de Trump, el plan estadounidense ha sido descrito como un “desastre diplomático” que favorece acuerdos con autócratas sobre soluciones justas, generando desconfianza entre los aliados de Estados Unidos.