
Salida de Christian Horner de Red Bull Racing

La escudería Oracle Red Bull Racing confirmó este lunes la terminación del contrato de su director general y manager principal, el británico Christian Horner, finalizando una relación de dos décadas llena de éxitos.
El acuerdo, que originalmente se extendía hasta 2030, se rompió de manera definitiva, un proceso que había iniciado en julio.
Según reportes de medios británicos, Horner, de 51 años, recibirá una compensación de aproximadamente 80 millones de libras. El equipo de Fórmula 1 informó en un comunicado que Horner fue "liberado de sus funciones operativas" desde el pasado 9 de julio.
En su lugar, se anunció al francés Laurent Mekies como su sucesor. Con esta decisión, Horner queda en libertad para negociar su incorporación a otra escudería.
La salida se produce en un contexto de meses complicados para el equipo. Entre los factores que contribuyeron a la decisión se encuentran una disminución en el rendimiento, que llevó a que McLaren los superara en la clasificación de constructores el año pasado, así como conflictos internos.
Las tensiones incluían una relación difícil con el piloto Max Verstappen y su padre.
A esto se sumó la reciente partida del histórico ingeniero Adrian Newey, artífice de los monoplazas campeones, quien se unió a Aston Martin.
Durante 2024, Horner fue objeto de una investigación interna por acusaciones de acoso sexual formuladas por una empleada del equipo.
Aunque finalmente fue absuelto, el caso agravó las tensiones dentro de la escudería.
Horner se unió a Red Bull en 2005 y bajo su liderazgo el equipo consiguió seis títulos mundiales de constructores y ocho de pilotos, cuatro con Sebastian Vettel y cuatro con Max Verstappen.
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó polémica al amenazar con retirar partidos del Mundial 2026 a ciudades gobernadas por demócratas, como Seattle y San Francisco, si las considera inseguras. Durante su mensaje desde el Despacho Oval, Trump dijo: "Si creemos que alguna ciudad puede ser siquiera un poco peligrosa para el Mundial (...) dado que se juega en tantas sedes, no lo permitiremos. Moveremos un poco las cosas. Pero espero que no sea necesario". Trump hizo especial énfasis en Seattle y San Francisco, señalando que están gobernadas por lo que llamó "lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que se hacen". Estas declaraciones generaron preocupación entre autoridades locales y aficionados, ya que ambas ciudades tienen estadios programados para recibir partidos del torneo. El Lumen Field de Seattle, hogar de los Seattle Seahawks de la NFL, albergará seis partidos del Mundial 2026. Por su parte, el Levi's Stadium, ubicado en Santa Clara y sede de los San Francisco 49ers, también será escenario de seis encuentros. Estos recintos son parte de las 11 sedes que Estados Unidos compartirá con México y Canadá en la organización del torneo. Trump también mencionó que medidas similares podrían aplicarse para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028, lo que amplió la polémica sobre la seguridad y la gestión de eventos deportivos de gran magnitud en ciudades gobernadas por demócratas. Aunque Estados Unidos coorganiza el Mundial 2026, Trump no tiene autoridad legal para cambiar la sede de ningún partido. Sin embargo, el mandatario mantiene una relación cercana con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quien sí tiene la capacidad de tomar decisiones sobre los lugares donde se jugarán los encuentros. Otras ciudades estadounidenses que recibirán partidos, como Los Ángeles, Nueva York, Atlanta, Houston, Boston o Philadelphia, también están gobernadas por demócratas, lo que podría generar más tensiones si el presidente decide intervenir o presionar para modificar sedes. El sorteo de la Copa del Mundo 2026 se realizará el próximo 5 de diciembre en Washington, con la asistencia prevista de Trump. La expectativa es conocer los grupos y enfrentar posibles disputas sobre la seguridad en las ciudades seleccionadas, un tema que ha ganado relevancia tras las declaraciones del mandatario. Analistas señalan que, más allá de la retórica política, cualquier cambio de sede sería complejo y requeriría de negociaciones internacionales, ya que el Mundial es un evento con reglas estrictas de organización y planificación a largo plazo.


