Amenazas y Advertencias: Cómo la postura sobre Taiwán desató una crisis sin precedentes entre China y Japón



La crisis diplomática entre China y Japón se intensificó tras las declaraciones de la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, quien afirmó ante el parlamento que un ataque chino contra Taiwán podría constituir una “situación que amenaza la supervivencia” de Japón y justificar una respuesta militar. Nombrada en octubre de 2025, Takaichi ha adoptado una postura firme que ha provocado una enérgica reacción de Pekín, que considera a Taiwán parte de su territorio. En respuesta, China emitió una advertencia pidiendo a sus ciudadanos evitar viajar a Japón en el futuro próximo, citando “riesgos significativos para la seguridad personal” y un ambiente dañado por las “declaraciones abiertamente provocadoras” de los líderes japoneses. El Ministerio de Defensa chino fue más allá, advirtiendo a Japón que sufrirá una “derrota aplastante” y pagará un “precio muy alto” si interviene militarmente en el asunto de Taiwán. Además, Pekín convocó al embajador japonés para presentar una “enérgica protesta”, un hecho que no ocurría desde agosto de 2023.
La tensión verbal escaló cuando el cónsul general de China en Osaka, Xue Jian, publicó en la red social X un comentario, que luego fue eliminado, donde pedía “cortarle el cuello” a la primera ministra Takaichi. El gobierno japonés calificó la declaración como “sumamente inapropiada” y convocó al embajador chino en Tokio para protestar, mientras algunas figuras políticas japonesas solicitaron la expulsión del diplomático. Por su parte, el portavoz del gobierno japonés, Minoru Kihara, reiteró que Tokio espera una resolución pacífica del conflicto a través del diálogo.
Este enfrentamiento se enmarca en una creciente disputa geoestratégica en la región Asia-Pacífico.
Japón, que no reconoce oficialmente a Taiwán pero mantiene importantes relaciones no diplomáticas, considera la estabilidad en el Estrecho de Taiwán como “crítica para su seguridad”. La advertencia de viaje de China podría impactar negativamente la recuperación del turismo en Japón, ya que los visitantes chinos representaban el mayor grupo de turistas extranjeros antes de la pandemia, con más de 9.5 millones en 2019.












