De la Ambición Climática a la Realidad Energética: El Regreso de los Combustibles Fósiles en Europa



El gigante energético francés TotalEnergies ha marcado la pauta con el anuncio de una inversión de 5.1 mil millones de euros para adquirir una participación del 50% en centrales eléctricas de gas natural en el Reino Unido, Italia, Países Bajos, Irlanda y Francia. La compañía justifica esta medida como una forma de equilibrar su cartera de energías renovables, como la eólica y la solar, que por su intermitencia no pueden satisfacer la creciente demanda de energía “limpia y firme” de clientes como los centros de datos.
Patrick Pouyanné, director ejecutivo de TotalEnergies, proyecta un futuro sistema energético compuesto en un 50% por gas y un 50% por renovables.
Esta tendencia no es exclusiva de TotalEnergies. Shell, la mayor empresa energética de Europa, también está adoptando un enfoque más pragmático, retirándose de proyectos de energía eólica en el Reino Unido y Estados Unidos al considerar que no son suficientemente rentables. En su lugar, la compañía con sede en Londres ha decidido centrarse en el comercio de electricidad, evidenciando un escepticismo creciente en la industria sobre la viabilidad económica de las renovables por sí solas. Este giro estratégico se enmarca en un contexto más amplio donde los ambiciosos objetivos del Acuerdo de París parecen cada vez más inalcanzables.
Las empresas y los gobiernos europeos están aprendiendo sobre las dificultades prácticas de la transición energética.
Incluso Alemania, líder en energías renovables, está construyendo nuevas centrales de gas. Además, la postura de la administración Trump en Estados Unidos parece estar influyendo en los gobiernos europeos para que sean más receptivos a la industria del petróleo y el gas, como se vio con la participación de funcionarios estadounidenses en un acuerdo preliminar de Exxon Mobil para explorar en aguas griegas. La guerra en Ucrania ha sido otro catalizador clave, al reducir drásticamente el suministro de gas ruso y aumentar la dependencia de Estados Unidos. Esto ha impulsado a las naciones europeas a fomentar su propia producción de hidrocarburos para garantizar la seguridad energética. Países como Italia están relajando las restricciones a la perforación, y Grecia está avanzando en acuerdos de exploración. Según Mathios Rigas, director ejecutivo de Energean, los gobiernos europeos ahora entienden la necesidad de la producción local de petróleo y gas.

