De Iztapalapa para el Mundo: La Pasión de Cristo Obtiene el Máximo Reconocimiento Cultural



La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) oficializó la inscripción durante la vigésima sesión de su Comité Intergubernamental, celebrada en Nueva Delhi, India. Autoridades federales y de la Ciudad de México, incluyendo a la presidenta Claudia Sheinbaum y a la jefa de Gobierno Clara Brugada, celebraron el nombramiento como un logro histórico que coloca a Iztapalapa “en el mapa mundial de las grandes tradiciones comunitarias”.
Con esta, México suma 13 elementos en dicha lista.
El origen de esta representación se remonta a 1833, cuando los habitantes hicieron una promesa al Señor de la Cuevita para que terminara una epidemia de cólera.
La primera escenificación formal, inspirada en el teatro evangelizador virreinal, se realizó en 1843. La UNESCO valoró especialmente su carácter de patrimonio vivo, la transmisión generacional de saberes teatrales, artesanales y organizativos, y su papel fundamental en la construcción de la identidad colectiva y los lazos intergeneracionales, más allá de su raíz religiosa. La participación activa de los ocho barrios originarios es el pilar que ha mantenido viva la tradición. El camino hacia el reconocimiento fue un esfuerzo conjunto que comenzó en 2008, impulsado por el Comité Organizador de Semana Santa en Ixtapalapa A.C.
(COSSIAC).
La tradición fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Ciudad de México en 2012 y se incorporó al inventario nacional en 2023. La candidatura final fue presentada por el Estado mexicano con el respaldo de la Secretaría de Cultura, el INAH y los gobiernos de la ciudad y la alcaldía. La declaratoria no es un punto final, sino el inicio de un compromiso mayor. Implica la implementación de un Plan de Salvaguardia, construido con la comunidad, para asegurar la preservación de la tradición. Sus ejes principales son fortalecer la transmisión a las nuevas generaciones, mejorar las condiciones de protección civil durante el evento multitudinario y preservar los elementos materiales y la memoria histórica asociados a la representación, enfrentando los desafíos del contexto urbano y la globalización.












