Entre Advertencias de Seguridad e Interferencias Técnicas, Venezuela Pierde Conexión Aérea con el Mundo



Venezuela enfrenta un creciente aislamiento aéreo después de que una docena de aerolíneas internacionales, incluidas las de Colombia, Panamá y Bolivia, suspendieran sus operaciones. Las cancelaciones se deben a advertencias de seguridad emitidas por Estados Unidos y a reportes de “interferencias” e “intermitencias” en los sistemas de navegación satelital, que según las compañías representan un riesgo para la seguridad. La aerolínea estatal colombiana Satena, que volaba a Valencia, se unió a las panameñas Copa Airlines y Wingo, y a Boliviana de Aviación, en la suspensión de sus rutas. Copa y Wingo, que eran de las pocas que mantenían operaciones, extendieron su suspensión hasta el 12 de diciembre. La situación se originó a raíz de una alerta emitida el 21 de noviembre por la Administración Federal de Aviación (FAA) de EE. UU., que instaba a “extremar la precaución” en el espacio aéreo venezolano debido al “aumento de la actividad militar”. Esta actividad forma parte de un despliegue de buques y aviones de combate estadounidenses en el Caribe desde agosto, justificado como una lucha antinarcóticos.
Sin embargo, estas operaciones, que según los reportes han causado más de 80 muertes, llevaron al presidente Donald Trump a sugerir que las aerolíneas consideraran el espacio aéreo venezolano como “cerrado”.
Como resultado, compañías como Iberia, Air Europa, Plus Ultra, TAP, Avianca, GOL, Latam y Turkish Airlines también cancelaron sus vuelos temporalmente, lo que ha dejado a Caracas prácticamente aislada.
El gobierno venezolano respondió revocando las concesiones de algunas de estas aerolíneas, acusándolas de sumarse a las acciones de EE.
UU.
Las reacciones políticas han sido encontradas.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, sostiene que las maniobras militares de EE.
UU. buscan derrocarlo.
Por su parte, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha afirmado que no hay peligro en volar a Venezuela y que EE. UU. no tiene “derecho” de vetar los vuelos, una postura que contrasta con la decisión de la aerolínea estatal de su propio país.












