
Sergio Pérez inicia su trabajo con Cadillac para su regreso a la F1



Sergio Pérez tuvo su primer día de trabajo con el equipo Cadillac F1 este martes en las instalaciones de la escudería en Charlotte, Carolina del Norte. Después de un receso de ocho meses desde su última carrera en diciembre de 2024, el piloto tapatío fue recibido por directivos como Graeme Lowdon, jefe del equipo, y Dan Towriss, director ejecutivo de TWG Motorsports. La jornada inicial de Pérez se centró en el trabajo con el simulador del equipo, donde participó en sesiones de evaluación y puesta a punto con los ingenieros para familiarizarse con las herramientas tecnológicas y la filosofía de la escudería estadounidense. Este primer contacto forma parte de un plan de preparación escalonado.
El siguiente paso para Pérez será viajar a Silverstone, Inglaterra, para visitar la base europea del equipo.
Allí continuará con reuniones técnicas y se contempla que realice pruebas en pista, aunque por ahora el enfoque principal se mantiene en el simulador. El equipo Cadillac tiene previsto realizar prácticas en enero en Barcelona, antes de unirse a los tests oficiales de pretemporada de la F1 en Bahréin en febrero. Cadillac, un proyecto respaldado por General Motors y TWG Motorsports, debutará como la undécima escudería en la parrilla de la Fórmula 1 en 2026.
El equipo contará con una alineación de pilotos experimentados liderada por Pérez y el finlandés Valtteri Bottas, con Colton Herta como piloto de reserva. Se espera que la escudería utilice unidades de potencia de Ferrari en sus inicios. Para Pérez, este desafío representa su último gran proyecto en la categoría, al que llega con la motivación de volver a disfrutar del deporte tras su salida de Red Bull. Su regreso a la competición está programado para el Gran Premio de Australia en marzo de 2026.
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó polémica al amenazar con retirar partidos del Mundial 2026 a ciudades gobernadas por demócratas, como Seattle y San Francisco, si las considera inseguras. Durante su mensaje desde el Despacho Oval, Trump dijo: "Si creemos que alguna ciudad puede ser siquiera un poco peligrosa para el Mundial (...) dado que se juega en tantas sedes, no lo permitiremos. Moveremos un poco las cosas. Pero espero que no sea necesario". Trump hizo especial énfasis en Seattle y San Francisco, señalando que están gobernadas por lo que llamó "lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que se hacen". Estas declaraciones generaron preocupación entre autoridades locales y aficionados, ya que ambas ciudades tienen estadios programados para recibir partidos del torneo. El Lumen Field de Seattle, hogar de los Seattle Seahawks de la NFL, albergará seis partidos del Mundial 2026. Por su parte, el Levi's Stadium, ubicado en Santa Clara y sede de los San Francisco 49ers, también será escenario de seis encuentros. Estos recintos son parte de las 11 sedes que Estados Unidos compartirá con México y Canadá en la organización del torneo. Trump también mencionó que medidas similares podrían aplicarse para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028, lo que amplió la polémica sobre la seguridad y la gestión de eventos deportivos de gran magnitud en ciudades gobernadas por demócratas. Aunque Estados Unidos coorganiza el Mundial 2026, Trump no tiene autoridad legal para cambiar la sede de ningún partido. Sin embargo, el mandatario mantiene una relación cercana con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quien sí tiene la capacidad de tomar decisiones sobre los lugares donde se jugarán los encuentros. Otras ciudades estadounidenses que recibirán partidos, como Los Ángeles, Nueva York, Atlanta, Houston, Boston o Philadelphia, también están gobernadas por demócratas, lo que podría generar más tensiones si el presidente decide intervenir o presionar para modificar sedes. El sorteo de la Copa del Mundo 2026 se realizará el próximo 5 de diciembre en Washington, con la asistencia prevista de Trump. La expectativa es conocer los grupos y enfrentar posibles disputas sobre la seguridad en las ciudades seleccionadas, un tema que ha ganado relevancia tras las declaraciones del mandatario. Analistas señalan que, más allá de la retórica política, cualquier cambio de sede sería complejo y requeriría de negociaciones internacionales, ya que el Mundial es un evento con reglas estrictas de organización y planificación a largo plazo.


