
Sergio 'Checo' Pérez inicia su nueva etapa con Cadillac F1



Tras un descanso de la máxima categoría del automovilismo, Sergio ‘Checo’ Pérez se presentó en Charlotte, Carolina del Norte, para su primer día de trabajo con el equipo Cadillac F1. El piloto mexicano, de 35 años, fue recibido por directivos de la escudería y comenzó su programa de adaptación con sesiones en el simulador para familiarizarse con la tecnología y la filosofía técnica del equipo estadounidense. Este es el primer paso visible de su regreso tras su última carrera en diciembre de 2024, después de que Red Bull rescindiera su contrato. El proceso de readaptación de Pérez será escalonado.
Después de sus labores iniciales en Estados Unidos, viajará a la fábrica del equipo en Silverstone, Inglaterra, para sostener reuniones con ingenieros y colaboradores. Para acumular tiempo en pista antes del debut oficial, Cadillac utilizará un monoplaza cedido por Ferrari para realizar pruebas, buscando que Pérez recupere el ritmo competitivo y se ponga al día.
Cadillac, respaldado por General Motors y TWG Motorsports, hará su debut como la undécima escudería en la temporada 2026 de la Fórmula 1.
Pérez compartirá equipo con el piloto finlandés Valtteri Bottas.
Se tiene previsto que ambos conductores prueben por primera vez el monoplaza oficial de Cadillac en los test privados en Barcelona, el 26 de enero de 2026, y que el debut en competencia ocurra en el Gran Premio de Australia en marzo de ese mismo año. Este movimiento es descrito por el propio Pérez como su “último gran proyecto” en la F1. El tapatío firmó un contrato por dos años y 10 millones de dólares por temporada, con opción a un tercer año, además de un porcentaje en la venta de mercancía y el respaldo de al menos diez patrocinadores personales. Este será el sexto equipo de Pérez en su carrera, marcando un hito para el deporte nacional.
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó polémica al amenazar con retirar partidos del Mundial 2026 a ciudades gobernadas por demócratas, como Seattle y San Francisco, si las considera inseguras. Durante su mensaje desde el Despacho Oval, Trump dijo: "Si creemos que alguna ciudad puede ser siquiera un poco peligrosa para el Mundial (...) dado que se juega en tantas sedes, no lo permitiremos. Moveremos un poco las cosas. Pero espero que no sea necesario". Trump hizo especial énfasis en Seattle y San Francisco, señalando que están gobernadas por lo que llamó "lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que se hacen". Estas declaraciones generaron preocupación entre autoridades locales y aficionados, ya que ambas ciudades tienen estadios programados para recibir partidos del torneo. El Lumen Field de Seattle, hogar de los Seattle Seahawks de la NFL, albergará seis partidos del Mundial 2026. Por su parte, el Levi's Stadium, ubicado en Santa Clara y sede de los San Francisco 49ers, también será escenario de seis encuentros. Estos recintos son parte de las 11 sedes que Estados Unidos compartirá con México y Canadá en la organización del torneo. Trump también mencionó que medidas similares podrían aplicarse para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028, lo que amplió la polémica sobre la seguridad y la gestión de eventos deportivos de gran magnitud en ciudades gobernadas por demócratas. Aunque Estados Unidos coorganiza el Mundial 2026, Trump no tiene autoridad legal para cambiar la sede de ningún partido. Sin embargo, el mandatario mantiene una relación cercana con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quien sí tiene la capacidad de tomar decisiones sobre los lugares donde se jugarán los encuentros. Otras ciudades estadounidenses que recibirán partidos, como Los Ángeles, Nueva York, Atlanta, Houston, Boston o Philadelphia, también están gobernadas por demócratas, lo que podría generar más tensiones si el presidente decide intervenir o presionar para modificar sedes. El sorteo de la Copa del Mundo 2026 se realizará el próximo 5 de diciembre en Washington, con la asistencia prevista de Trump. La expectativa es conocer los grupos y enfrentar posibles disputas sobre la seguridad en las ciudades seleccionadas, un tema que ha ganado relevancia tras las declaraciones del mandatario. Analistas señalan que, más allá de la retórica política, cualquier cambio de sede sería complejo y requeriría de negociaciones internacionales, ya que el Mundial es un evento con reglas estrictas de organización y planificación a largo plazo.


