
El 'scratchgate' del iPhone 17 Pro es una polémica con dos caras: las marcas en el cristal trasero son en su mayoría superficiales y limpiables, pero el borde de aluminio del módulo de cámaras sí es propenso a rayones permanentes.
Este compromiso de diseño fue una decisión deliberada de Apple para mejorar la gestión térmica, sacrificando resistencia cosmética por un mayor rendimiento.