
El cambio de postura de Donald Trump sobre el conflicto en Ucrania, pasando de mediador a un partidario de la victoria militar ucraniana, marca un punto de inflexión. Su nueva retórica agresiva hacia Rusia y la presión sobre los aliados europeos para que asuman un mayor papel reconfiguran la dinámica del conflicto, dejando en la incertidumbre el futuro de la guerra y el rol de Estados Unidos como negociador.