
La irrupción de las protestas de la 'Generación Z' ha agudizado la polarización política en México. La respuesta del gobierno, centrada en la descalificación y la criminalización, y las acusaciones de instrumentalización por parte de la oposición, han transformado un reclamo social sobre la inseguridad en un complejo conflicto sobre la legitimidad del poder, la libertad de expresión y el futuro de la disidencia en el país.












