EU simuló el derrocamiento de Maduro. Venezuela se sumió en el caos
Según un ejercicio militar del gobierno de Estados Unidos, el derrocamiento de Maduro haría añicos el frágil gobierno autoritario de Venezuela.Mientras el presidente Donald Trump presionaba durante su primer mandato para derrocar al presidente Nicolás Maduro, funcionarios estadounidenses llevaban a cabo un juego de simulación militar o juego de guerra para evaluar qué podría desencadenar la caída del mandatario venezolano.TE PUEDE INTERESAR: Un argumento en favor de derrocar a MaduroLos resultados mostraron que era probable que estallara el caos y la violencia en Venezuela, a medida que unidades militares, facciones políticas rivales e incluso grupos guerrilleros selváticos se disputaban el control del país rico en petróleo.Estas conclusiones desclasificadas, respaldadas por otros análisis de expertos, subrayan el riesgo asociado a la ofensiva de Trump contra Maduro en su segundo mandato.Aunque Trump no ha explicado sus objetivos precisos en relación con Venezuela, ha descrito a Maduro como un criminal y un enemigo de Estados Unidos, y ha enviado soldados, buques de guerra y aviones a corta distancia del país.El lunes, Trump dijo que estaba abierto a hablar con el líder venezolano, pero que no descartaba una invasión terrestre para apoyar su objetivo declarado de detener la complicidad del gobierno de Maduro en el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.Desde principios de septiembre, el ejército estadounidense ha llevado a cabo al menos 21 ataques contra embarcaciones cerca de la costa de Venezuela, matando al menos a 83 personas que, según el gobierno de Trump, transportaban drogas hacia Estados Unidos.La líder de la oposición venezolana, María Corina Machado, galardonada con el Premio Nobel, está lista para sustituir a Maduro, quien muchos consideran que se robó las elecciones presidenciales de 2024, que el movimiento de Machado ganó fácilmente. Machado afirma que asumiría el poder con un mandato popular y un plan de transición listo para aplicarse el primer día.Pero los analistas advierten de que la turbulenta historia reciente de las intervenciones estadounidenses de cambio de régimen en lugares como Irak, Afganistán y Libia podría repetirse en una Venezuela pos-Maduro.TE PUEDE INTERESAR: No hay pruebas de que cada ataque a botes con supuestas drogas salve 25 mil vidas, como dice Trump “Lo que realmente nos preocupa es que no parece que tengan ningún plan serio para lo que ocurra después”, dijo Phil Gunson, analista del International Crisis Group y autor de un nuevo informe sobre el tema.“La idea de que van a poder encajar un gobierno y todo lo demás se acomodará sin más, creo que es pura fantasía”, añadió Gunson, quien habló desde Caracas, la capital venezolana.Los juegos de guerra del gobierno estadounidense —ejercicios en los que funcionarios y expertos se reunieron para trazar las posibles consecuencias de la caída de Maduro— fueron relatados por Douglas Farah, consultor de seguridad nacional especializado en Latinoamérica, quien participó en varios de estos ejercicios cuando era miembro de la Universidad Nacional de Defensa. Entre los participantes había funcionarios de todo el gobierno estadounidense, incluidos del Pentágono y del Departamento de Estado.El derrocamiento de Maduro —ya sea mediante un golpe militar, un levantamiento popular o una acción militar estadounidense— haría añicos el frágil gobierno autoritario de Venezuela y produciría “el caos durante un periodo sostenido de tiempo sin posibilidad de ponerle fin”, escribió Farah en un informe desclasificado dirigido a funcionarios del Pentágono tras un ejercicio realizado en 2019.Farah habló por primera vez de su participación en los juegos de simulaciones militares en una entrevista a principios de este mes en el pódcast SpyTalk.Funcionarios de la Casa Blanca de Trump creían a principios de 2019 que Maduro era vulnerable, en parte debido a las protestas populares que Washington había alentado. Trump consideró opciones militares, pero decidió no adoptar ese enfoque, y luego vio con frustración cómo Maduro sofocaba las protestas.Farah, quien solía ser periodista, dijo que Venezuela estaría mejor sin Maduro, pero advirtió en una entrevista que “no se puede producir un cambio sísmico inmediato” en el gobierno del país sin consecuencias nefastas.“No habría mando ni control sobre el ejército ni sobre la policía”, dijo. “Habría saqueos y caos”. Cualquier despliegue militar estadounidense destinado a estabilizar el país requeriría probablemente decenas de miles de soldados, dijo.Estas conclusiones se repitieron en el informe del Crisis Group, según el cual un nuevo gobierno instalado en Caracas con apoyo estadounidense y regional podría enfrentarse a “un conflicto potencialmente prolongado y de baja intensidad”.Cuando se le pidió que comentara si Estados Unidos había previsto la posible salida de Maduro, un alto funcionario del gobierno de Trump solo dijo que el gobierno de Estados Unidos “está muy consciente de todos los resultados que se producirían como consecuencia de cualquier acción que pueda o no producirse”.TE PUEDE INTERESAR: Trump afirma que la gente en los botes atacados por EU eran narcos. La verdad es más complejaMachado ha dicho públicamente que tiene un plan para una transición fluida al poder y que puede asumir el control total del país si Maduro se marcha. El martes, publicó un “Manifiesto de libertad” en el que se comprometía a defender los derechos básicos y a exigir responsabilidades al “régimen criminal” de Maduro por “crímenes de lesa humanidad”.Pero la oposición se enfrentaría a enormes dificultades para hacer valer su autoridad sobre legisladores, gobernadores, burócratas, funcionarios de seguridad y soldados elegidos o formados durante años por Maduro, sobre todo entre quienes temen a las represalias.“Muchos oficiales militares de alto rango podrían resistirse al cambio de régimen”, advierte el informe de Crisis Group.Incluso si Maduro aceptara transferir el poder a un sucesor afín a Estados Unidos, algunas fuerzas de seguridad podrían rebelarse “e incluso librar una guerra de guerrillas contra las nuevas autoridades”, señala el informe.Un portavoz de Machado no respondió a una solicitud de comentarios.Otros grupos armados de la región podrían oponerse a una transición o aprovechar un vacío de poder. Miles de combatientes aguerridos pertenecientes al Ejército de Liberación Nacional (ELN) de la vecina Colombia tienen su base en las selvas fronterizas. El grupo ha prometido defender al gobierno de Maduro y luchar contra cualquier fuerza extranjera en la región; su arsenal incluye artefactos explosivos y algunos drones armados.El desorden y el conflicto podrían desencadenar un éxodo de venezolanos que inundaría a los países vecinos, que ya tienen dificultades para atender a millones de migrantes que han huido del gobierno de Maduro en los últimos años.Mantener el orden en todo el país sería una tarea colosal, sobre todo sin la plena lealtad de unas fuerzas de seguridad fuertemente pro-Maduro.Una misión militar estadounidense en Haití en 1994, que depuso a una junta militar y estabilizó el país, requirió de unos 25.000 efectivos. Venezuela es unas 33 veces mayor que Haití, o aproximadamente el doble de California.En la invasión estadounidense de Panamá en 1989, un país que tiene menos de una décima parte del tamaño de Venezuela, participaron unas 27.000 fuerzas estadounidenses.Aquella operación condujo a la rápida captura del dictador panameño Manuel Noriega, quien, al igual que Maduro, fue imputado por cargos de narcotráfico y considerado un gobernante ilegítimo por Washington. Meses antes, Noriega había anulado la aparente elección de un líder de la oposición, Guillermo Endara, como presidente.Funcionarios estadounidenses presionaron a Endara para que asumiera el poder, a pesar de sus profundas reservas sobre la invasión estadounidense. Prestó juramento como presidente de Panamá en una base militar estadounidense. Pero en medio del resentimiento por las circunstancias de su investidura, Endara se enfrentó a protestas callejeras, levantamientos y una caída en picada de su popularidad.Endara incluso organizó una huelga de hambre poco más de un año después de la invasión para presionar al gobierno de George H. W. Bush para que enviara la ayuda que había prometido a Panamá, un recordatorio de que Washington puede perder rápidamente el interés una vez que cesan los disparos.Cuando se le preguntó durante una visita a Canadá la semana pasada si la captura de Noriega podría servir como una especie de modelo para la planificación actual del gobierno de Trump, el secretario de Estado Marco Rubio se desentendió, diciendo que en aquella época él estaba en la escuela.El objetivo de Estados Unidos en Venezuela, añadió, es “impedir que estas organizaciones terroristas inunden nuestro país de drogas. Y eso es lo que estamos llevando a cabo”.Lo que eso significa exactamente sigue sin estar claro.Hasta ahora, Maduro se ha negado a abandonar el poder y exiliarse, lo que quizá sea comprensible, dijo Gunson, de Crisis Group. Maduro se enfrenta a una investigación de la Corte Penal Internacional que podría convertirlo en un hombre buscado internacionalmente.El exilio tampoco garantiza la seguridad física. En 1979, el líder anticomunista de Nicaragua, Anastasio Somoza Debayle, abandonó el poder y se refugió en Paraguay, un país amigo, solo para ser emboscado y asesinado al año siguiente por militantes de izquierda armados con ametralladoras y un bazuca.“La premisa del gobierno de Trump es que si aumentas la presión lo suficiente, Maduro se asustará y decidirá marcharse”, dijo Gunson. “Pero no puedes hacerlo simplemente lanzando unas cuantas bombas y esperando que Maduro se rinda”. c. 2025 The New York Times Company.Por Michael Crowley, The New York Times.